Red Bull y 'Checo' Pérez desatan la fiebre de la Fórmula 1 en Madrid

'Checo' Pérez derrapa frente a Cibeles con luces led en el fondo plano del RB7.
'Checo' Pérez derrapa frente a Cibeles con luces led en el fondo plano del RB7.
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'Checo' Pérez derrapa frente a Cibeles con luces led en el fondo plano del RB7.

Si algo necesitaban Madrid y su gente para terminar de estar convencidos de lo positivo que sería para la ciudad albergar un Gran Premio de Fórmula 1, más allá del privilegio que supone y del impacto económico, era una exhibición como la de Red Bull y 'Checo' Pérez de este sábado por las calles del 'Paisaje de la Luz', desde la Puerta de Alcalá hasta Cibeles, incluyendo el Paseo de Recoletos.

Más allá del evidente éxito que fue, lo importante fueron los síntomas que transmitió. En España nunca se ha perdido del todo la pasión por el 'Gran Circo', pero los constantes fracasos de Fernando Alonso dinamitaron mucho la relación con la categoría reina del automovilismo, y ni siquiera la aparición de Carlos Sainz pudo salvarla. Sólo la peregrinación anual a Montmeló mantenía viva la liturgia y el sentimiento, hasta que el gran ídolo asturiano pudo encontrar asiento en un monoplaza competitivo.

Así, unos meses después, Madrid exhibió con gallardía y desenfreno un amor incondicional por las cuatro ruedas, y eso que no era Fernando el que rodaba por las calles de la capital, ni tampoco Carlos. Ese amor nunca se fue, pero hoy es más grande que nunca, y puede haber servido para darle el impulso definitivo al futuro Gran Premio de Madrid, e incluso a la presencia de dos carreras nacionales en el calendario del Mundial. Si Estados Unidos o Italia pueden... ¿Por qué no España?

Lo que parece seguro es que la afición por la F1 esta vez ha regresado para quedarse, y para sobrevivir a ídolos y desengaños. Así lo demostraron las más de 50.000 personas que acudieron a la cita con Red Bull, a las que no les importó ni la ola de calor ni el agobio de las grandes aglomeraciones en una tarde veraniega como la del sábado. Tampoco importó la nula visibilidad que muchos tuvieron que soportar, aunque algunas quejas empañasen la velada, porque no paró de agolparse gente como si del concierto de Taylor Swift en España se tratase.

Por suerte, ese fue el único 'pero' que se le pudo poner al evento. Casi dos horas antes de que 'Checo' comenzase a rodar por Madrid, los encargados de amenizar la espera fueron los 'freestylers' Arkano y Errecé, dos de los raperos más importantes del panorama nacional y mundial, vinculados a Red Bull por las batallas de gallos que la marca austríaca organiza. Además, no fueron las únicas estrellas invitadas relacionadas con la bebida energética que hicieron acto de presencia en esta fiesta del motor.

Sin embargo, los prolegómenos palidecieron frente al verdadero espectáculo. Nada más hacer acto de presencia 'Checo' Pérez, enfundado en su mono de carreras, el público enloqueció. El mexicano tiene muchos fans en España, pero es que la presencia de sus compatriotas en Madrid tampoco es precisamente pequeña, y por ello se pudieron ver infinidad de banderas tricolor junto a las españolas ondear para saludarle.

El amor de Madrid al compañero de Verstappen, además, es recíproco, como dejó claro 'Checo' antes de rodar: "No puedo esperar a quemar algo de goma por las calles de Madrid. Es un sueño para mí pilotar aquí, espero que esta ciudad tenga un Gran Premio en el futuro, se lo merece". Un pequeño impulso más, otro apoyo de una voz más que autorizada para propulsar el futuro GP de Madrid, y para legitimar lo vivido durante la exhibición.

Y así, sin más dilación, 'Checo' salió a pista, y los asistentes pudieron alucinar. Para muchos era su primera vez tan cerca de un monoplaza de F1, pero si encima se trata del RB7, el bólido de 2011 con el que Sebastian Vettel ganó su segundo Mundial, se pueden imaginar las caras. Bonito de ver en acción, pero fundamentalmente maravilloso de escuchar. El motor V8 del Red Bull hizo honor a tiempos mejores, y taladró los tímpanos de los presentes con su inconfundible sonido, uno de los atractivos que ha perdido la Fórmula 1 actual.

Y eso que no utilizaron ni siquiera un motor V10, los más potentes y de mejor sonido. Poco importó, porque ya era increíble estar presenciando un espectáculo que no pasaba por Madrid desde 2016. Sergio Pérez se lució y se divirtió para divertir a los demás, pisando a fondo frente a la diosa Cibeles o la Puerta del Alcalá y dejando la huella de sus neumáticos en el asfalto madrileño con los clásicos 'donuts' derrapando.

Las sorpresas, sin embargo, quedaron para el final. Con la noche cada vez más presente y apenas sin luz natural, el 'rey de los urbanos' volvió a rodar en el RB7, pero esta vez con luces led en su fondo plano, como en la presentación de inicio de temporada en Las Vegas. La gran diferencia, de nuevo, fue el público, entregado a la causa, que perdonó incluso las dificultades de 'Checo' para hacer alguna curva más cerrada de la cuenta.

Con el penetrante sonido del V8 todavía resonando en el ambiente, la gente fue abandonando el improvisado circuito después de una 'Showrun' de Red Bull memorable. Madrid y España aman la Fórmula 1, sin importar rivalidades ni preferencias, y quedó más que claro. La capital, desde luego, está preparada para un evento de estas características, con la certeza de que será un éxito, un sueño que los madrileños ansían repetir. ¿Se hará realidad?

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