El Toulouse ha ganado la liga francesa de rugby. Sin embargo, el gran protagonista de la celebración no ha sido otro que Emmanuel Macron, el presidente de Francia. El político ha acaparado todas las miradas al beberse de un trago una cerveza en el vestuario del equipo campeón.

Macron mira a todos los deportistas levantando un botellín y, de repente, se bebe toda la cerveza mientras el vestuario le anima sin cesar. En solo 20 segundos, el presidente consigue acabar con la bebida y, sonriente, se marcha saludando como un auténtico héroe.

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Ese episodio, que sucedió el pasado sábado, ha levantado la polémica. Parte de la sociedad cree que de este modo se ha cargado aquellas campañas para que los jóvenes no consuman alcohol, además de que lo consideran un acto machista.

"Recuerda la masculinidad tóxica en el liderazgo político", ha asegurado Sandrine Rosseau, líder de los ecologistas. Laurence Rossignol, senadora socialista, ha añadido: "Beberse una cerveza de un trago. ¿Qué intenta probar? ¿Que es un tipo de verdad? Cliché virilista, populismo masculinista y anticuado".

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Estas críticas se unen a las generadas en las últimas semanas desde que se aprobase la polémica reforma de las pensiones, que retrasa la edad de jubilación a los 64 años, la cual ya ha mermado considerablemente su popularidad.