El ocaso de Conor McGregor: del cielo de sus triunfos al infierno de los delitos

McGregor tumbó de un puñetazo a la mascota, que lucía guantes de boxeo, y una vez en el suelo, el luchador de UFC le dio otro golpe, si cabe más contundente.
McGregor tumbó de un puñetazo a la mascota, que lucía guantes de boxeo, y una vez en el suelo, el luchador de UFC le dio otro golpe, si cabe más contundente.
McGregor tumbó de un puñetazo a la mascota, que lucía guantes de boxeo, y una vez en el suelo, el luchador de UFC le dio otro golpe, si cabe más contundente.
McGregor tumbó de un puñetazo a la mascota, que lucía guantes de boxeo, y una vez en el suelo, el luchador de UFC le dio otro golpe, si cabe más contundente.
Wochit

Conor McGregor ha sido uno de los peleadores más importantes de UFC. En el plano deportivo podemos decir que ha sido el primer luchador que ha conseguido ostentar dos cinturones al mismo tiempo, primero el del peso pluma y luego el del peso ligero.

Esto lo hizo de manera brillante, noqueando nada más y nada menos que a José Aldo en pocos segundos y apagando las luces de Eddie Alvarez en el segundo asalto con una secuencia de golpes para la posteridad:

Por aquel entonces, la ambición del irlandés dentro de las MMA no tenía límites. Tanto es así que, en marzo de 2016, McGregor se atrevió a subir una nueva categoría, esta vez al peso welter, donde peleó en dos ocasiones con Nate Díaz en 2016. Perdió la primera por sumisión y ganó la segunda a los puntos. Empezaban las fisuras.

La velada con Mayweather

Sea como sea, fue la capacidad de noquear de McGregor, entre otras cosas, la que le llevó a conseguir la pelea con Floyd Mayweather. Con una mano tan pesada cabía la duda de si sería capaz de hacer sombra al mejor boxeador de todos los tiempos. Ahora bien, ya decimos que el poder noqueador de McGregor fue solo una parte de la ecuación que le llevó a pelear con el púgil estadounidense. La otra parte de la ecuación fue la proyección mediática de la estrella irlandesa, que ya había atraído la atención de otros astros del deporte, como Cristiano Ronaldo.

La gran velada de boxeo llegó en el año 2017, momento en el que McGregor saltó al “mainstream”. Por primera vez un artista marcial mixto aparecía de forma recurrente en los telediarios que, además, empezaron a hablar de UFC. El irlandés dejaba de ser una estrella dentro de un círculo reducido para ser conocido en todas partes.

En aquel momento Conor McGregor tocaba techo. Todavía era lo máximo en UFC y tenía la opción de derrotar a Mayweather. Pero no sucedió así. El irlandés se embolsó una cantidad ingente de dinero pero fue noqueado y, desde entonces, casi todo han sido fracasos y escándalos. De hecho, fueron escasos los meses que pasaron entre su derrota en el cuadrilátero y su primera salida de tono. Fue en Bellator 187 cuando el irlandés se metió en la jaula antes de que acabara la pelea. Charlie Ward, su amigo, había noqueado a su rival y McGregor pensó que era buena idea meterse dentro antes de que el árbitro parara la acción. McGregor era McGregor y pensaba que tenía potestad para ello.

Derrota frente a Nurmagomedov

Pensando que estaba en la cima y que su estado de forma le iba a acompañar de forma inquebrantable, el irlandés se tomó casi un año sabático de las artes marciales, tiempo durante el cual Khabib Nurmagomedov se hizo con el cinturón del peso ligero. Quizás McGregor pensó que, si había noqueado a wrestlers de la talla de Chad Mendes, podría hacer lo mismo con el daguestaní. Craso error.

McGregor calentó la pelea hasta extremos insospechados. Creía que si Nurmagomedov se llevaba la pelea al plano personal podría encontrar grietas en su lucha. El irlandés insultó a la familia del ruso, le llamó terrorista y le llegó a lanzar una carretilla cuando este dejaba una velada en un autobús:

Las cosas, no obstante, no salieron como esperaba. Frente al ruso McGregor hizo una pelea medianamente competitiva pero en ningún momento llegó a poner en aprietos a Nurmagomedov, que le sometió en el cuarto asalto. “Me ha vencido donde importaba”, le hemos escuchado decir a McGregor en un documental estrenado hace poco, que mostró imágenes de los instantes posteriores a la pelea. McGregor empezaba a hablar de sí mismo en pasado.

Derrota con Poirier

Bañado en otro pero inseguro de sí mismo, McGregor aceptó una pelea relativamente fácil frente a Donald Cerrone, que estaba lejos de su mejor momento. El irlandés ganó por KO y, con algo más de autoestima, se lanzó a por Dustin Poirier, que era harina de otro costal. Entre escándalos de borracheras y otros excesos, McGregor perdió ambos pleitos, uno de ellos por KO, el primero de su carrera.

Llegamos así a su participación en The Ultimate Fighter, donde ya ha aparecido algo pasado de vueltas y donde está cosechando, de nuevo, derrota tras derrota. Entre unas cosas y otras, no es de extrañar que esté remoloneando con la agencia antidoping estadounidense y que no haya confirmado todavía al cien por cien su pelea con Chandler. El estadounidense todavía tiene hambre y podría ponerle las cosas muy difíciles al irlandés. Y perder podría suponer el punto final a la carrera deportiva de McGregor… Más allá del dinero que genera, ¿a quién le interesaría deportivamente hablando pelear contra él?

Y ahora, en este lento pero imparable ocaso, McGregor ha sido acusado de violación

Mostrar comentarios

Códigos Descuento