Crónica

Djokovic gana su tercer Roland Garros y logra su Grand Slam número 23

Djokovic.
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EFE
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Novak Djokovic ya es el mejor tenista de todos los tiempos. Lo confirmó este domingo, después de alzar al cielo de París la Copa de los Mosqueteros, su título número 23 de Grand Slam, que le acredita como campeón de Roland Garros. Objetivo cumplido con una victoria ante Casper Ruud (7-6(1)/6-3/7-5) cargada de significado: sorpasso a Rafa Nadal en su propio territorio, nueva exhibición ante uno de los grandes representantes de la Next Gen y reconquista del cetro de número uno mundial.

De más a menos, como su evolución en la gira europea de tierra batida y en su camino en Roland Garros, fue la dinámica del tenista de Belgrado en la final ante Casper Ruud. El noruego salió con un plan perfecto diseñado en la mismísima Rafa Nadal Academy, pero la constancia del posiblemente mejor jugador de la historia del tenis echó por tierra el esfuerzo titánico de un joven que ya sabe lo que es dar su brazo a torcer en el mismo escenario ante los dos colosos del tenis mundial aún en activo (perdió ante Nadal el pasado curso).

Así, a excepción de la rotura del primer turno de saque del serbio, el planteamiento de un Ruud impecable en la variación de bolas altas e incómodas a los dos costados de la pista, en 'modo Nadal', no sirvió para mucho más que para imprimir exigencia a un duelo a la postre decidido por la solidez mental

Djokovic, aun por detrás, no se alejó en el marcador, y poco a poco fue aspirando la confianza de un Ruud que ya se sabía muerto al llegar al tie-break al final de la primera manga. No aprovechar los momentos de flaqueza de los más grandes es como insuflar aire a unas pequeñas brasas, termina en incendio seguro

El golpe moral dejó demasiado abatido al noruego. Se desconectó y ya no volvería a la versión mostrada en los primeros compases, ni rastro dejó de la variación de alturas para enredarse en un intercambio de cañonazos inútil ante Djokovic. Así quedó demostrado el viernes por el mayor pegador del circuito, Alcaraz, sometido por el serbio incluso con su mejor repertorio de derechas, esas que no devuelve nadie más en el circuito.

Djokovic ya no sufría, se convirtió en la máquina perfectamente engrasada y sin fugas de sus mejores años. Ni el saque, ni la derecha, ni el revés paralelo, el mismo que mandó en un par de ocasiones al pasillo en la primera manga, volvieron a fallar.  Así, con la confianza de un segundo set arrollador, se limitó a esperar su oportunidad en un tercero en el que Ruud trató de apretar, en vano, para la disputa de un cuarto.

Lo hizo en el 5-5. Break y la directa metida hasta el fondo para lograr una victoria repleta de aristas. En primer lugar, con ella sofocó la enésima reivindicación de una Next Gen incapaz de terminar con la última resistencia del 'Big Three' -a falta de la vuelta de Nadal en 2024-. En segundo, la conquista de la Copa de los Mosqueteros, la favorita de su gran oponente, para superarle en títulos de Grand Slams. Y en tercero y último lugar, la vuelta a la primera posición del ránking mundial, en la que el lunes apeará, como hizo en las semifinales de este torneo, a Carlos Alcaraz a la segunda posición.

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Djokovic - Ruud, en directo: última hora de la final de Roland Garros 2023
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