La gloria y tragedia de un grupo de mujeres que soñaron con subir el Annapurna

El grupo American Women's Himalayan Expedition, bajo el liderazgo de Arlene Blum
El grupo American Women's Himalayan Expedition, bajo el liderazgo de Arlene Blum
Arlene Blum
El grupo American Women's Himalayan Expedition, bajo el liderazgo de Arlene Blum

Annapurna I (8.091 m), en el Himalaya de Nepal, es la décima montaña más alta del mundo y uno de los más peligrosos y difíciles de los catorce ochomiles junto al K2 y el Nanga Parbat.

Mientras que el Everest ha sido ascendido por casi doce mil personas a lo largo de su historia, Annapurna I cuenta con tan sólo algo más de 400 ascensiones totales. Su cumbre fue conquistada por primera vez por dos alpinistas franceses, Maurice Herzog y Louis Lachenal, en 1950. De hecho, fue el primer pico de más de 8.000 metros en ser ascendido. Desde 1950 hasta 1978, tan sólo ocho hombres coronaron la cima de Annapurna, la 'Diosa de la Abundancia'.

Preparando una expedición de mujeres

Organizar la primera expedición femenina al Annapurna I para el otoño de 1978 había sido idea de la alpinista estadounidense Arlene Blum, quien llevaba ya años queriendo demostrar que las mujeres deberían tener el mismo reconocimiento en el alpinismo que los hombres. Con una dilatada experiencia previa a esta expedición, Blum tenía claro quienes tendrían que estar en su equipo: trece escaladoras bravas, la mayoría estadounidenses, como Vera Watson, pero también otras de otros países, como la inglesa Alison Chadwick-Onyszkiewicz y la checa Vera Komarkova se unieron al proyecto.

El temible Annapurna I.
El temible Annapurna I.
Seven Summit Treks

Para poder pagar la expedición que costaba 80.000 dólares, las mujeres no se quedaron de manos cruzadas y empezaron a vender una camiseta que ponía el eslogan de 'A Woman’s Place is on Top', el lugar de la mujer está en la cumbre'. Consiguieron vender camisetas por valor de 60.000 dólares. También el Club Alpino Americano y la Sociedad Geográfica Nacional apoyó la idea de ellas.

Por otra parte, una conocida marca de tampones también les dio soporte económico para completar el coste de la expedición y Blum, con humor, hizo un comentario en aquel entonces diciendo que eso fue "una inesperada ventaja de un equipo totalmente femenino".

El progreso en la montaña

Llegaron a Nepal a finales de agosto de 1978, y el grupo se completó con seis sherpas. Durante los primeros días de la ascensión tomaron la decisión de subir por la ruta holandesa de la cara norte de la montaña. Conforme iban escalando, iban estableciendo los campamentos. Tuvieron que pelear con grietas, con la constante amenaza de avalanchas y tuvieron que pensar dónde deberían poner su campamento 2 para que estuvieran más o menos seguras. Finalmente, en la primera semana de septiembre, lograron fijar el campo 2 a 5.640 metros. Aun así, la montaña no paraba de escupir hielo y nieve sobre el equipo y los campamentos de altura.

A pesar de los problemas de salud, el agotamiento creciente y las inclemencias de la gigante Annapurna, no quisieron rendirse: "Nuestra presunción sobre una ruta relativamente segura en la cara norte parece ridícula. Algunos miembros tienen dudas sobre continuar la ascensión, pero nosotras decidimos seguir”, relató Komarkova en el American Alpine Journal. El 27 de septiembre de 1978, los primeros del grupo alcanzaron el campamento 3, situado a 6.400 metros, tras cuatro días de trabajo duro. Las demás alpinistas también iban avanzando junto a los sherpas, cargando todos el material hacia arriba abasteciendo los campamentos, luchando contra tormentas de nieve y esquivando la caída de seracs de hielo que venían disparadas desde arriba. El equipo cada vez estaba más machacado, y empezaron las primeras retiradas de algunos de los miembros.

El campamento 4, a 7.100 metros, se estableció el 8 de octubre, y seis días más tarde pusieron otro campo alto a unos 7.315 metros. Pronto tuvieron que decidirse por la estrategia para atacar la cima, que consistía, en primer lugar, en determinar quiénes iban por delante, como primer grupo para intentar llegar a la cima. Al principio Blum quería que el primer grupo pequeño del equipo fuera compuesto sólo de tres mujeres, sin sherpas, subiendo estos a la cumbre luego con el segundo grupo. Sin embargo, Vera Komarkova insistió en que Mingma y Chewang Sherpas estuvieran en el primer grupo también. Tras llegar a un acuerdo, se decidió que primero intentarían llegar a la cima Vera Komarkova, Irene Miller y los dos sherpas. Otra alpinista, Piro Kramar, quien iba a subir con los cuatro, tuvo que darse la vuelta por inicio de congelaciones en sus pies.

El ataque a la cima

El 15 de octubre de 1978, y tras pasar una noche con mucha preocupación por que el viento no arrancara las tiendas de campaña en los campamentos, Komarkova, Miller, Mingma y Chewang iniciaron el tramo final hacia la cumbre a las 7 de la mañana. ”Nuestras botellas de oxígeno duran sólo seis horas, a un caudal de 2,5 litros por minuto, por lo que retrasamos su uso lo máximo posible. Empezamos a usar oxígeno suplementario cuando nuestro ritmo se ralentiza considerablemente después de unas tres horas y media. Los sherpas no usan oxígeno embotellado”, de acuerdo a Komarkova en su informe posterior.

Chewang Sherpa preparando las banderas para la cumbre de Annapurna I.
Chewang Sherpa preparando las banderas para la cumbre de Annapurna I.
Vera Komarkova

Los cuatro ascendían la parte final sin parar para descansar, aunque durante varios tramos su ritmo fue bastante lento. Tenían que ser responsables también y calcular bien el oxígeno que les quedaba.

Relativamente cerca de la cima, pero psicológicamente aún muy lejos de ella, al tener que solventar un tramo de nieve profunda, Chewang sherpa se sentó y exclamó: "¡Puede ser que no tengamos éxito!" Komarkova le contestó que entonces se pondría ella delante de los otros tres para abrir camino. Chewang entendió la determinación de Komarkova y volvió a tener ánimos para seguir con el pequeño grupo.

A las 15.30 del 15 de octubre de 1978 Vera Komarkova, Irene Miller, Chewang y Mingma Sherpa llegaron a la cima. Nadie más del grupo lo consiguió.

La tragedia

Otras dos alpinistas de la expedición, Alison Chadwick-Onyszkiewicz y Vera Watson no querían subir con un segundo grupo grande, y decidieron intentar a llegar a Annapurna Central (8.051 m) , un pico secundario del Annapurna I, solas. A la vez, varios miembros del otro segundo grupo previamente planeado, se había dado ya la vuelta y renunciaron a seguir. Pero las dos mujeres, Chadwick-Onyszkiewicz y Watson, lamentablemente no alcanzaron Annapurna Centra, y fueron vistas por última vez debajo del campo 5, el 17 de octubre. Después no hubo más contacto con ellas por la radio. Probablemente se resbalaron en el hielo, cerca del lugar donde fueron vistas por última vez, y cayeron más de 360 metros montaña abajo. Tres días más tarde, los sherpas encontraron sus cuerpos debajo del campo 4, Chadwick-Onyszkiewicz descansaba sobre una pendiente helada, y el cuerpo de Watson cayó a una grieta.

Piro Kramar, escalando al pie del espolón.
Piro Kramar, escalando al pie del espolón.
Vera Komarkova

El legado

Esta expedición tuvo mucha importancia para el alpinismo femenino. Demostraron que las mujeres eran capaces de acometer proyectos muy complejos, formar equipos, asumiendo el mismo compromiso que los hombres en las montañas más altas del planeta. Después de la expedición, Blum recibió algunas críticas injustas de algunos hombres que criticaron el empleo de sherpas para abrir tramos en la ruta (aunque Blum, en principio, quiso emplear sherpas mujeres, pero no hubo). Blum fue contundente al responder a estas críticas, diciendo que nunca hubo objeciones cuando los sherpas abrieron camino en expediciones exclusivamente masculinas en las que encima hubo algún muerto en el Annapurna.

Annapurna hasta finales de la primavera de 2022 fue escalada por 41 mujeres. 12 de ellas lo lograron sin el uso de oxígeno suplementario.

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