Mathieu van der Poel (Alpecin-Deceuninck) se ha adjudicado la 120ª edición de la clásica París-Roubaix, disputada sobre 256,6 kilómetros con salida desde Compiège y llegada en el emblemático velódromo de Roubaix, tras dejar atrás al belga Wout van Aert (Jumbo-Visma) en los últimos kilómetros después de que este sufriese un inoportuno pinchazo.

El nieto del mítico Raymond Poulidor se marchó en solitario a falta de 15 kilómetros para la resolución del tercer 'monumento' de la temporada, tras un ataque en los últimos metros del Carrefour de l'Arbre, todo frente a un Van Aert desconcertado por un pinchazo que le obligó a cambiar de bicicleta nada más terminar el tramo de pavé.

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Así, Van der Poel se coronó en solitario en el velódromo, sucediendo a su compatriota Dylan van Baarle -ganador en 2022-, para conquistar su segundo 'monumento' del curso tras la Milán-San Remo y el cuarto de su carrera -junto a los Tour de Flandes de 2020 y 2022 y la Milán-San Remo 2023-.

Tras él entró, a 46 segundos, el belga Jasper Philipsen, que también aprovechó el percance de su compatriota Van Aert en el tramo final. Aun así, el de Herentals aguantó para asegurarse el podio de la 'clásica de las clásicas'.

PAPON BERNARD

El momento clave de la carrera se produjo a falta de unos 100 kilómetros de meta, con el Jumbo-Visma saltando del pelotón para dar caza a los fugados. Así, siete corredores se situaron en la lucha por la victoria: Van der Poel, Van Aert, Philipsen, el danés Mads Pedersen (Trek-Segafredo), el italiano Filippo Ganna (INEOS Grenadiers), el suizo Stefan Küng (Groupama-FDJ) y el alemán John Degenkolb (DSM).

El germano se fue al suelo en la llegada al adoquinado del Carrefour de l'Arbre, y poco a poco los efectivos se fueron reduciendo dejando un nuevo mano a mano entre Van der Poel y Van Aert, que solo quedó frustrado por el pinchazo del segundo.