Dicen que uno siempre vuelve donde fue feliz, por eso, dos años después de firmar por el FC Barcelona, Antoine Griezmann hizo el camino de vuelta para volver a ponerse la camiseta del Atlético de Madrid. Su regreso a casa no fue el camino de rosas que podría parecer hoy, cuando el Metropolitano vuelve a llevar en volandas a su Príncipe. Tampoco él era el mismo que dejó la '7' libre en 2019, lista para una joven promesa como Joao Félix.

El Menino de Ouro no llegó nunca a convencer como sustituto del francés, desterrado del feudo colchonero en el momento en el que se hizo oficial que hacía las maletas para probar suerte en el Camp Nou, donde nunca llegó a brillar. Allí pasó dos temporadas -dejó 35 goles y 17 asistencias en ese tiempo- con más pena que gloria, y sin llegar a encajar con su afición mientras la hinchada rojiblanca vertía odio sobre su placa en los exteriores del estadio. 

Como un héroe caído volvió al equipo que lo hizo grande, para volver a ponerse a las órdenes del técnico que más ha exprimido sus cualidades y conseguido sacar su mejor versión. Él, a cambio, ha sido siempre el que mejor ha interpretado las indicaciones de un Cholo Simeone que este sábado se hizo aún más leyenda colchonera al superar a Luis Aragonés como el entrenador que más veces ha dirigido al Atlético de Madrid. 

Esa relación especial entre uno y otro se evidenció tras la goleada al Sevilla, cuando el argentino no pudo evitar besar a su pupilo durante una de las entrevistas pospartido. No es para menos, pues el galo acababa de regalar a su técnico una noche soñada para celebrar sus 613 encuentros al frente del conjunto indio.

Ante los hispalenses Griezmann fue el líder indiscutible del Atleti, que esta temporada no ha terminado de carburar pero ya celebra la tercera plaza en LaLiga. Anotó el 3-1 para empezar a matar el partido, un golazo clavado en la escuadra desde fuera del área que festejó abrazándose al Cholo, y le dio a Memphis la asistencia del gol que abría la lata.

Pero su trabajo no fue sólo en el apartado de tantos y pases de gol. El galo, elegido MVP del partido, completó con éxito un 85% de pases, ganó ocho de los 12 duelos que tuvo y recuperó cinco balones, el que más sin contar a la línea defensiva atlética. Unos datos que confirman su reinvención como futbolista, la que ya demostró en el Mundial con 'Les Bleus'.

"Sin duda quiero a la persona que es Griezmann pero valoro mucho al futbolista. El beso era más para el futbolista por su compromiso. Antoine tuvo años maravillosos con nosotros, eligió irse, entendió que tenía que volver, hizo un gran esfuerzo para volver, como el club. Le costó en su regreso encontrarse pero lo tuvo, estamos hablando de un campeón del mundo. Nos hace mejores", le elogió Simeone en rueda de prensa.

El delantero también tuvo palabras de mucho cariño para su entrenador: "Sabía que era una noche y un partido importante para él, y lo que es importante para él, es importante para mí", dejó claro, y por eso "quería darlo todo hoy para ganar, para conseguir los tres puntos, pero también por todo lo que él me ha dado y me sigue dando".

"Le debo muchísimo a él y al club. Para mí es un orgullo y un placer poder disfrutar de él cada día, cada partido", terminó de confesarse el Principito, que ha vuelto a enamorar al Metropolitano tras romperle el corazón a base de mucho trabajo.