Casi una década después, Fernando Alonso ha peleado una pole con un coche realmente competitivo. Y todo ello en una sesión de clasificación en el Gran Premio de Baréin absolutamente trepidante, compitiendo hasta el final con los Ferrari y los Mercedes, que quedaron por detrás del asturiano, quinto a seis décimas del 'poleman', Max Verstappen (1:29.708).

Con Sainz cuarto y Leclerc tercero, Red Bull volvió a mostrarse muy dominante, pero el abanico de candidatos a destronarles se ha abierto más que nunca, y dos pilotos españoles pueden poner patas arriba el 'Gran Circo'. La carrera del domingo en Sakhir (16.00 horas) promete más emociones fuertes, y alguna que otra sorpresa.

La Q3 fue un 'show' de los de antes, de la época en la que Ferrari, McLaren, Renault y compañía peleaban cada centímetro de cada trazado en busca de la pole y las victorias. Alonso (41) rejuveneció de repente más de diez años, justo el día que se cumplían 22 de su debut en Australia, y por momentos amenazó la hegemonía de los Red Bull y el statu quo establecido durante todos estos años. De hecho, su AMR23 ya ha sido capaz de 'noquear' en el cuerpo a cuerpo de la clasificación a ambos Mercedes... ¡La marca que motoriza y provee a Aston Martin!

Toda una declaración de intenciones, sobre todo si tenemos en cuenta que las tandas largas de los test de pretemporada y los libres del fin de semana mostraron un ritmo de carrera simulado entre Verstappen y Alonso muy parejo. Además, el AMR23 ha demostrado degradar los neumáticos al mínimo, incluso menos que Red Bull, por lo que la batalla en Sakhir está servida. A una vuelta, seis décimas separaron a 'Mad Max' de 'Magic' Alonso, pero las carreras lo igualan todo, y todo puede pasar.

Un peldaño por delante, Sainz fue incapaz de mejorar a un Leclerc que no disfrutó de dos intentos como el resto en las dos primeras filas de parrilla. Cometió el español dos errores en sendos intentos que le costaron unas décimas muy valiosas, una pena observando el gran ritmo que había imprimido al Ferrari durante la clasificación. Aun así, parece tener menos problemas que su compañero monegasco, que perdió en la Q1 una pieza de su monoplaza nada más empezar, causando además una bandera roja.

Una vez reinaugurada la sesión, tanto la Q1 como la Q2 fueron coser y cantar para los pilotos españoles, y para los favoritos en general. Incluso Stroll, lesionado aún por el accidente que sufrió unas semanas atrás, firmó un octavo puesto final muy prometedor, que habla maravillas del potencial de Aston Martin. En cambio, ambas rondas sirvieron para confirmar otras noticias no tan agradables, especialmente para McLaren y Alpine.

La escudería francesa logró meter a Ocon noveno, por detrás aun así de Stroll, y peleando con el Haas de Hulkenberg, décimo, a años luz eso sí de su compañero Magnussen (17º). Sin embargo, su compatriota Gasly cayó estrepitosamente en la Q1, primero como 17º, después como 'colista' de la parrilla al ver su tiempo anulado por sobrepasar los límites de pista. El balance de McLaren fue aún más negativo, confirmando las malas sensaciones de la pretemporada, con Piastri 18º y Norris 11º.

La zona media apunta a estar más apretada que otros años, lo que sin duda repercutirá en el espectáculo para bien. Alfa Romeo parece haber dado un paso adelante, con Bottas y Zhou 12º y 13º respectivamente, y Williams con 15º en la Q2, y el novato Sargeant 16º. Sólo Tsunoda se coló entre ambas duplas (14º), siendo además el mejor de los Alpha Tauri, que dejaron a De Vries 19º, demostrando que son por el momento la escudería menos fiable y completando la parrilla para el domingo.

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En definitiva, las espadas estarán por todo lo alto en Sakhir este domingo, con la principal novedad de Aston Martin en el mano a mano con Ferrari y Mercedes. Fernando Alonso ha demostrado a lo largo de 22 años de carrera que en Fórmula 1, aunque mandan los números, nada es imposible. 

Soñar el domingo, por primera vez en demasiado tiempo, está más que permitido, y lo podremos hacer por partida doble. Alonso y Sainz, Sainz y Alonso, volverán a tener a España al filo del sofá durante dos horas, una tarde de domingo, como antaño, como en los buenos tiempos. Nada ni nadie garantiza la victoria, o el podio. El campeón sigue siendo el campeón. Pero nada, ni nadie, puede impedir que 'La Misión' siga su curso.