Las huellas dactilares de la supuesta víctima de Alves, claves en el caso de abuso sexual en la discoteca

  • Tanto la víctima como el ex del Barça estuvieron en el baño, pero las huellas podrán determinar qué versión de los hechos es real, y cuál de ellas es falsa.
Dani Alves ha solicitado una nueva declaración ante la jueza encargada de su acusación por la presunta violación a una joven en un local de ocio nocturno de Barcelona.
Dani Alves ha cambiado su versión de los hechos en tres ocasiones. Sin embargo, las huellas halladas en el baño cuentan una historia completamente distinta a la del supuesto agresor.
Dani Alves ha solicitado una nueva declaración ante la jueza encargada de su acusación por la presunta violación a una joven en un local de ocio nocturno de Barcelona.

Dani Alves sigue encerrado de forma preventiva en el módulo de agresores sexuales de la cárcel catalana de Brians 2 desde que la jueza Anna Marín, instructora de su caso, aceptase la propuesta de la Fiscalía y la acusación particular para mantenerle en prisión sin fianza, ya que consideró que existía riesgo de fuga evidente. De nada parecen haber servido las propuestas de su abogado, Cristóbal Martell, para evitar que Alves siga en la cárcel: Cometió infidelidad, pero consentida, y quiere salir con una fianza muy elevada o con una pulsera de control telemática.

El ex del FC Barcelona fue incapaz de dar una versión sólida y sin contradicciones de lo sucedido en las tres ocasiones en las que llegó a declarar sobre lo ocurrido en la discoteca Sutton el pasado 30 de diciembre, por lo que la jueza no ha considerado oportuno atender las exigencias de su defensa.

Además, la investigación no ha parado de avanzar desde que Alves prestase declaración, y cada vez tiene peor pinta para el futbolista, ya que todos los indicios apuntan a su culpabilidad. La última de esas pruebas, que puede ser definitiva para esclarecer lo que pasó en un baño en el que no había cámaras de ningún tipo, son las huellas dactilares de la víctima encontradas en el aseo, que coinciden con todo lo relatado por la joven.

Las cámaras de seguridad de la discoteca y los testigos también han asegurado que fue Alves quien insistió a la joven de 23 años para seguirle al baño, donde estuvieron encerrados 16 minutos. Primero salió él; a los 30 segundos, lo hizo ella. El brasileño se fue a pedir una copa y que ella se acercó a su amiga, le dijo algo al oído y ambas mujeres se marcharon.

De llegar finalmente a juicio, Alves deberá ofrecer una versión propia de los hechos que vaya en consonancia con todas las pruebas y evidencias presentadas, que le señalan como agresor sexual, y por supuesto con el inquebrantable testimonio de la víctima, sin fisuras ni contradicciones cada vez que ha declarado.

La joven tiene heridas en las rodillas fruto de haber caído al suelo empujada por Alves; la policía científica halló semen en lugares que coinciden con la secuencia de los hechos relatada por la denunciante; y además, las huellas dactilares que los Mossos encontraron en el aseo reservado encajan igualmente con las palabras de la joven.

En concreto, la Policía científica encontró 7 huellas dactilares en el baño que corresponden a la víctima. Lo habitual es que las huellas sirvan para identificar a sus dueños, pero ninguno de los implicados ha negado haber estado en aquel lavabo. En cambio, el revelado de las huellas tiene otra importancia en este caso, ya que sirven como indicio para entender lo que sucedió en la discoteca. Si las versiones de Alves fuesen ciertas, ninguna de esas huellas estaría ahí, pero lo están, lo que hace más plausible que la versión de la víctima sea verídica, y que Dani Alves haya mentido reiteradamente a la Policía.

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