Remontar una final con dos sets abajo como ha hecho Rafa Nadal en el Open de Australia está al alcance de muy pocos. En Melbourne nadie lo había hecho hasta la fecha y mucho menos se había pensado que fuese posible hacerlo con un contexto como el del balear: con 35 años, volviendo de casi seis meses de lesión y ante el tenista más en forma del circuito como lo es Medvedev.

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Del mismo modo, es muy difícil para la mayoría de seguidores que se emocionaron con lo que logró Nadal el domingo entender realmente qué significa reunir la fuerza suficiente para seguir adelante con un 2-0 en sets y un 2-3 con tres bolas de break en contra. Hay códigos que solo sus colegas de profesión pueden entender al 100%, como demostraron las lágrimas de Álex Corretja en la retransmisión.

El barcelonés, retirado desde 2005, ganó el Masters en 1998 y la Copa Davis en el 2000, pero nunca logró ganar un Grand Slam (se quedó a las puertas de Roland Garros en 1998 y 2001), por lo que conoce en su propia piel la dificultad de remontar de la manera en la que la hizo Nadal. Por ese motivo, una vez el campeón del Open de Australia ganó el punto que le acreditaba como tal, no pudo contener las lágrimas.

A Corretja le costó recomponerse para intervenir y recordar que "antes de comentarista es ser humano". "Esto es absolutamente inenarrable. Lo que ha conseguido Nadal me parece completamente alucinante", opinó tras el partido con la voz rota y temblorosa.

Sus enfrentamientos

Ambos se enfrentaron dos veces en los pocos años que coincidieron formando parte del circuito y Corretja tiene el honor de no haber perdido contra un Nadal que ahora es leyenda. Ambos duelos fueron en 2003, primero en el Conde de Godó y más tarde en el Open de Madrid, en ambos casos forzando el partido hasta el tercer set.