El Sevilla se despide de la Champions tras una decepcionante actuación a lo largo de toda la fase de grupos. Una nueva derrota, esta vez contra el Salzsburgo, condenó las opciones de un equipo que solo ha logrado una victoria en seis partidos, en un grupo aparentemente fácil.

La primera mitad fue de menos a más en cuanto a intensidad y pese a una primera llegada de los austriacos y otro ataque de Koundé, tardó en llegar la actividad a las áreas. Los de Lopetegui fueron superiores pero con poca capacidad de atacar en la primera mitad.

Sin embargo, los locales fueron creciendo poco a poco y obligando a la dupla Koundé-Diego Carlos a tener más protagonismo, escoltados por Jordán, muy colaborativo en labores defensivas.

Solo encarando la recta final de la primera parte ambos equipos comenzaron a generar peligro, con Sucic por un lado y llegadas de Rakitic, Koundé y la más clara de Fernando, aunque ninguno pudo romper el 0-0 con el que se llegó al descanso.

Las charlas técnicas parecieron surtir efecto y poco tardó en llegar la acción a ambas porterías. Primero, a la del Salzsburgo, con un cabezazo prácticamente solo de Munir que estrelló de manera incomprensible en el larguero.

La respuesta de los austriacos, inmejorable. Aprovechando un hueco en la defensa hispalense, Soucic filtró un balón raso para que Okafor bata a placer a Bono y pusiese un clavo más en el ataúd del Sevilla.

Intentó liderar la respuesta de los de Lopetegui Ocampos, que tuvo alguna ocasión discreta para encontrar el empate. Sin embargo, la reacción terminó siendo más de desesperación que otra cosa y lo que terminó llegando fue la expulsión de Jordán por doble amarilla.

En cambio, estuvo cerca de llegar el segundo gol de Salzsburgo con otra ocasión de Okafor que esta vez mandó desviado. Poco más tuvo que ofrecer el Sevilla, en una segunda parte muy pobre, mientras que los austriacos contemporizaban y dejaban visto para sentencia su pase a los octavos de la Champions.