Diego García Carrera: "Conseguir un diploma olímpico en unos Juegos es como ir a la guerra"

Diego García Carrera, marchador
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Diego García Carrera, marchador
Entrevista a Diego García
Wochit

Diego García Carrera (Madrid, 1996) es uno de esos deportistas a los que le va la marcha. Literalmente: es uno de los referentes españoles en los 20 km, una de las pruebas predilectas del atletismo nacional, y su actual campeón nacional.

Consumado músico, récord del mundo sub20 de 5km sin haberse enterado y vigente diploma olímpico en Tokio 2020 gracias a su 6º puesto, advierte: si hay Juegos Olímpicos en Madrid va a intentar estirar su carrera deportiva hasta los 40 años. Al lado de Jesús Ángel García Bragado sigue siendo un niño, pero no se puede despistar: vienen por detrás muy fuertes.

En la presentación de la campaña ‘Santalucía, a tu lado en los malos momentos’, en el que la aseguradora les ha prometido apoyo a varios deportistas (como Ana Pérez Box, con quien comparte amistad y psicóloga) que no llegaron al podio en Tokio, advirtió que va con la moral por las nubes a París 2024.

Preséntese.

Soy Diego García Carrera, diploma olímpico en 20km marcha.

Está bien que presuma de diploma, que a algunos les sabe algo agridulce. Y más cuando se queda tan cerca la medalla…

Sí, me quedé a nada. Yo también quería medalla, era el objetivo. Fue un poco bajón, porque al llegar a meta ya no tienes medalla y no puedes hacer nada ni volver atrás. Pero después de eso reflexionas sobre el valor de un diploma olímpico y lo difícil que es conseguirlo, y más en atletismo, que en los Juegos Olímpicos es como ir a la guerra prácticamente. Lo pienso a veces: hace años ni habría soñado ser diploma olímpico en atletismo. Es un privilegio haber llegado hasta aquí y con la gente que siempre me ayuda además de un poco de suerte, porque siempre acompaña.

Vaya infierno de recorrido que les tocó, especialmente por la temperatura y humedad. Fue criminal...

Sí, la verdad es que sí. Nosotros afortunadamente ya habíamos sufrido el calor en el Mundial de Doha en 2019, que nos llevamos un mazazo espectacular. Fue un fracaso absoluto. Nos hizo reflexionar muchísimo y ser conscientes de que o entrenábamos con calor o, mejor dicho, entrenábamos el calor, o daba igual lo que entrenáramos en casa que cuando fuéramos a competir no se iba a poder reflejar en los resultados. 

Hicimos mucha preparación buscando eso. Estuvimos en Barcelona entrenando para tener calor y humedad a la vez, entrenamos en las peores horas del día, en cámara climática para simular las condiciones explícitas de Japón… Pero aún así hizo más calor del que esperábamos, 3 o 4 grados más, lo que combinado con la humedad hace que no te sientas muy a gusto compitiendo. Al final lo supimos llevar bien, porque conseguimos cuatro diplomas olímpicos en marcha. No es casualidad. Es cierto que tuvieron algo de ventaja los de allí, porque por mucho que te intentes adaptar no vas a adaptarte tanto como los locales. Como si fuera aquí en Madrid, nadie se va a adaptar mejor que yo (risas). Eso pudo tener algo de influencia. 

En nuestra carrera, tanto Álvaro (Martín) como yo no tuvimos la capacidad de reacción al último cambio, a ese hachazo final que es donde se decidieron las medallas. Llegamos casi a las puertas del Olimpo, pero las tuvimos que ver desde fuera.

¿Cómo es posible que no se hubiera enterado hasta hace poco de que era récord del mundo sub20? ¿Le llamaron o algo?

¡Qué va, no me llamó nadie! (risas). Esto es un récord del mundo de categoría sub20, que no lo soy desde hace seis años. Entonces hice récord de España, y estaba muy contento porque fue con una marca muy buena y rebajando el anterior un montón. Contento con el récord de España pasé al siguiente objetivo y la cosa se olvidó. 

El otro día me meto en la web oficial de la IAAF a ver mi perfil donde ahora han añadido muchísimas estadísticas que antes no había, y veo que al lado de mi marca de 5 km aparece ‘World Récord’. ¿Que soy el mejor del mundo, del planeta en algo? ¿Cómo puede ser esto? Y es que antiguamente solo ponían el récord del mundo de los 10 km, que es la competición que se hace en el Mundial. Los 5 km, como no se hace en el Mundial, no se ponía ese dato estadístico. No lo pudimos saber hasta que no hicieron esa recopilación de pruebas que existen y demás. Y efectivamente, tengo de hecho las dos mejores marcas mundiales. 

Te quedas así, porque si lo hubiera sabido, habría sido un subidón… pero me quedo tranquilo porque ese año en junior quedé campeón de Europa, fui subcampeón del mundo… No estuve falto de refuerzos positivos, casi me viene mejor ahora (risas).

Teniendo a ‘Chuso’ García Bragado ahí, casi me da pudor preguntarle por cuánto va a durar su carrera deportiva. ¿Qué tienen la marcha para permitir tal longevidad?

Para empezar las pruebas de fondo generalmente favorecen la experiencia, el entrenamiento y por tanto los años. Las pruebas de velocidad o salto son más explosivas, por lo que es casi más importante la juventud. Aquí prima más estar bregado en mil batallas y preparado para cualquier cosa. Hablábamos antes de Doha: ‘Chuso’ fue el mejor español allí cuando sus posibilidades físicas eran mucho menores que por ejemplo las mías o las de mis compañeros de 20 km. Ahí dio una lección de que la veteranía cuenta.

"Chuso García Bragado es único, no nos podemos comparar con él"

Luego ‘Chuso’ es único, con lo que no nos podemos comparar con él. Y además los 50 km era la prueba más larga de todas, por lo que la veteranía cuenta, y eso ya no lo vamos a tener porque se va a sustituir por 35 km, con lo que yo creo que la gente no va a durar tanto. Los mayores yo creo que se van a ver perjudicados antes, porque 35 más o menos llega todo el mundo. El 50 era una cosa espectacular. 

¿A dónde voy a llegar yo? De momento voy hasta París, eso lo tengo claro. No tengo ganas de retirarme de momento. Y si a alguien le da por hacer unos Juegos Olímpicos aquí en Madrid, intentaré esperarme hasta que eso ocurra. He hecho cuentas y si se hacen en 2036 tendré 40, con lo que llego un poco justo, pero si hay que aguantar y yo aguanto.

¿Trabaja con psicólogos para resistir en momentos difíciles, como es el de la derrota?

Nosotros lo enfocamos de una manera diferente. El entrenamiento, igual que hay uno físico, está el entrenamiento mental. Yo siempre he sido bueno compitiendo en la parte mental de la competición, y siempre consigo dar más. Cuando la medalla junior no trabajaba con psicólogo, por ejemplo. Pero al final esto es intentar llegar a la perfección, y la psicología trabajarla te hace fallar menos: si antes fallabas 3 sobre 10, con la psicología solo fallas 1. Tener la mente ordenada y aprovechar todo tu potencial favorece mucho en el deporte, por supuesto, pero también en todas las facetas de la vida.

Usted es de esos deportistas que no se callan, y de hecho forma parte de la Junta de Gobierno de la Federación. ¿Se plantea dar el salto al otro lado del deporte?

No lo sé, esto va muy en línea del carácter de cada uno. Yo tengo la sensación de que somos responsables los que estamos ahora mismo liderando la selección española absoluta de no solo mirar por nuestros intereses sino por el resto de deportistas que no tienen la oportunidad de expresarse o de decir lo que necesitan. En ese sentido siempre he agradecido cuando ha habido gente mayor peleando por mi y ahora que yo puedo hago lo posible para ayudar. Hemos conseguido más becas para categorías menores, que son necesarias. 

No me he planteado lo que será de mi, ahora que he visto la Federación y la gestión deportiva. Es bastante más complicado de lo que pensaba. Hay que torear mucho por un lado y por otro. Tienes un montón de gente de sectores diferentes, grupos de interés, que cada uno quiere una cosa y normalmente los intereses están en contra. No me lo he planteado, pero sí todo lo que pueda ayudar estaré encantado. Será un tema que me tendré que plantear cuando se acerque la retirada o cuando me retiren las futuras generaciones, que vienen muy fuertes.

¿Tiene algún ejemplo de esas joyas que vienen fuertes?

Sin ir muy lejos, en mi grupo ya tenemos guerra todos los días. Ha llegado un chico que se llama Pablo Pastor que tiene muy buena pinta, y también entrena conmigo Álvaro López… Tenemos mucha gente, pero yendo a los datos tenemos al campeón de Europa sub23, al que yo llamo ‘Chino’ pero es José Manuel Pérez Rubio como nombre oficial, y Paul McGrath, campeón de Europa junior. Tenemos todos los campeones de Europa en todas las categorías. Esto da que pensar que no nos podemos relajar, va a haber una guerra siempre. 

Yo mismo he sido campeón de España por primera vez este año, fui medallista en un europeo antes que en un campeonato nacional, con lo que da un poco la imagen del nivel que tenemos. La parte buena es que cuando llegamos a una competición internacional tenemos unas garantías, ya hemos luchado para estar ahí.

Por sus palabras deduzco que en París la marcha española seguirá dando guerra.

Sí, deberíamos. Tanto en París como todo lo que venga antes e inmediatamente después. Hemos sido 4 diplomas, todos entre los 24-26 años, con lo que estamos en la edad de poder seguir un poco más. Así que a la gente hay que decirle que estén pendientes porque lo que sí podemos asegurar es que vamos a estar peleando por todo. Conseguirlo o no son cosas del directo. Hay veces que se consigue y otras que no se puede, pero se agradece el apoyo porque con apoyo se llega más lejos.

¿Cómo le da por el trombón y no por, qué sé yo, la guitarra?

Es probable que haya menos gente en España que se dedica al trombón que a la marcha (risas). Me dio porque mis padres me apuntaron al conservatorio cuando tenía 7 u 8 años, que estaba cerca de casa y dijeron ‘el chaval que se desfogue ahí, que no esté en casa dando vueltas’. Yo me apunté a piano como todo el mundo, no había plazas y luego fui a guitarra y tampoco. ¿En qué hay plazas? Había varios instrumentos: clarinete, trombón, fagot y trompa, creo. Vino la bedel del colegio, que era amiga de mi padre, y dijo: el profesor de trombón es más majo. Y ya está, al trombón. 

Me apunté de manera provisional hasta poder cambiarme al piano, que era el que yo quería, pero cuando lo probé, dije ‘me voy a quedar aquí’. Es un instrumento superpolivalente que te sirve para todo, desde música clásica hasta rock, ska o latino. Es muy divertido si consigues desarrollar todo el potencial que tiene. Es un instrumento muy social, muy de agrupaciones. También es una cosa que me gustaría hacer más, pero la vida del músico y la del deportista están bastante regañadas.

La última: una promesa para París 2024.

Me prometo que no voy a dejar nada que no esté en mi mano para estar a tope y estar lo más arriba posible. Hay cosas que no podemos controlar, pero todo lo que pueda controlar lo voy a poner sobre la mesa para estar a tope en los Juegos de París 2024.

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