España toca con las manos el billete para el Mundial tras una apurada victoria ante Grecia

Sarabia celebra su gol en el Grecia - España
Sarabia celebra su gol en el Grecia - España
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Sarabia celebra su gol en el Grecia - España

La jornada no pudo ser más positiva para España, que ha pasado de ver cómo el billete para el Mundial estaba muy caro a encontrárselo casi en oferta. Los de Luis Enrique saltaron al campo sabedores del regalo de la victoria de Georgia ante Suecia, y no desaprovecharon el favor. La victoria (0-1) ante Grecia, sin brillo, dio tres puntos de oro que hacen que para sellar el pasaporte rumbo a Catar ya solamente sea necesario un empate ante los suecos el domingo.

Ante las numerosas bajas en ataque, el seleccionador optó por una importante novedad: dos nueves puros como Morata y el debutante Raúl de Tomás. La apuesta era por la pegada y por la presencia en el área ante un equipo que, se presumía, defendería mucho en su propia área.

Así fue en el choque, en el que España monopolizó el balón ante el muro heleno, pero sin llegadas peligrosas. Los griegos esperaban pacientes su ocasión, y esta llegó tras una jugada embarullada en el centro del campo que acabó con el balón hacia Masouris, que le ganó la espalda a la zaga española. Su zapatazo, inapelable, se coló por la escuadra de Unai Simón, pero el extremo griego estaba en fuera de juego y el tanto no subió.

Lo intentó en un par de ocasiones Raúl de Tomás, más voluntarioso que acertado, hasta que un penalti de Giannoulis a Iñigo Martínez muy protestado por los locales. El VAR no corrigió al colegiado y Pablo Sarabia lo transformó de manera inapelable para romper una increíble racha de cinco penaltis consecutivos fallados por los distintos lanzadores españoles.

Se había puesto el partido de cara para España, que no paró de atacar. Una buena jugada de Morata casi acaba en el segundo, pero el delantero falló en la definición y se encontró con Vlachodimos.

La segunda mitad fue de aún más dominio español, pero con menos claridad aún en la zona de ataque y con la sensación de que España tenía el balón más para defenderse que para buscar realmente el segundo tanto.

El paso de los minutos trajo los nervios al combinado español y solo un chut desviado de Rodrigo, uno de los cambios de Luis Enrique, generó inquietud en la meta griega.

Una falta lateral bien lanzada por Tsimikas y a la que por suerte no llegó ningún jugador heleno demostró los nervios de una zaga visitante por momentos insegura.

Un gol complicaba las opciones españolas y los de Luis Enrique apretaron entonces los dientes. De nuevo defendiendo a través de la posesión y aprovechando en el tramo final la escasa calidad ofensiva de los helenos, España amarró tres puntos que saben a oro y que dejan el objetivo muy a tiro. Ahora, basta con empatar ante Suecia el domingo en La Cartuja para confirmar la duodécima presencia consecutiva de la Roja en una Copa del Mundo.

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