El talento maduro de Ricky Rubio, su explosión tardía y un discurso para recordar: "Cada uno tiene su camino"

Un Ricky Rubio de récord lidera a los Cavaliers en su cuarta victoria consecutiva
Un Ricky Rubio de récord lidera a los Cavaliers en su cuarta victoria consecutiva
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Un Ricky Rubio de récord lidera a los Cavaliers en su cuarta victoria consecutiva

Ricky Rubio firmó ante los New York Knicks un partido para la historia, una actuación que dejó sin palabras a toda la NBA –hasta LeBron James se rindió a su increíble exhibición–. 37 puntos firmó el jugador español en una noche de ensueño en la que metió 8 de los 9 triples que intentó y firmó además 10 asistencias. Lo hizo, además, en un escenario insuperable, el mítico Madison Square Garden.

La madurez baloncestística le ha llegado al base en su treintena (cumplió 31 el mes pasado). Siempre ha sido un talento como pocos, pero sus problemas con el tiro han condicionado su juego, más aún en la era del triple en la NBA. Sin embargo, su trabajo y constancia le han hecho mejorar en ese aspecto del juego hasta lograr convertirse en un tirador fiable. En la selección, ha tomado el relevo de Pau Gasol, Navarro y compañía para erigirse en el líder del equipo hasta liderarlo a la victoria en el Mundial de 2019. En los Juegos de Tokio de este verano, de nuevo brilló para ser el mejor jugador del equipo.

Pero en la NBA ha sido maltratado en los últimos años. Los constantes traspasos, pese a su buen rendimiento, han supuesto un duro palo tras otro para Ricky. Tras seis años en Minnessota, fue traspasado a Utah, y de ahí a Phoenix. Los Suns, pese a su gran rendimiento, decidieron traspasarle de vuelta a los Timberwolves, que este verano le mandaron rumbo a Cleveland, en teoría uno de los peores equipos de la NBA.

Sin embargo, su madurez no solo como jugador, sino también como persona, le han hecho reponerse tras cada palo recibido y en los Cavaliers se está viendo al mejor Ricky. Ya no es titular, pues los Cavs apuestan por el talento joven de Collin Sexton y Darius Garland, pero pese a ello está firmando unos números más que interesantes: 13,7 puntos (más que nunca en su carrera), 6,8 asistencias, 3,7 rebotes.

"Never too high, never too low", es su lema, una frase que ha convertido en habitual. Nunca demasiado arriba, pero tampoco demasiado abajo. Ni tener el ego muy subido cuando vienen bien dadas, ni hundirse en los malos momentos, que los ha tenido y muchos. El fallecimiento de su madre por un cáncer en 2016 marcó a un Ricky Rubio que dejó un mensaje inolvidable tras su tremenda exhibición en el Madison. "Ha sido un proceso de muchas maneras. Tanto físico, como mental. Durante toda mi carrera ha habido muchos altibajos. Llegué a la NBA con mucha confianza. Me rompí la rodilla en mi primer año. Luego tuve una operación de tobillo, problemas personales... llega un momento en el que tu cabeza te hace pensar mucho. Cuando empiezas en el baloncesto, el baloncesto lo es todo. Pero van pasando los años y ves que hay más allá. Llega un momento donde encuentro que estoy madurando. Que no es el final del mundo perder un partido, pero tampoco el éxtasis ganar uno", explicó el de El Masnou.

"Las emociones hay que aprovecharlas pero también controlarlas. Y llega un momento que es clave, tras mi paso por Utah que fue muy importante, y es el verano de 2019 para consolidarme como una gran estrella con la selección tras muchos años... no estando en la sombra, pero ayudando a que otros brillen. Ha sido un proceso más largo de lo que la gente esperaba, pero cada uno tiene su camino. Cada uno tiene que aprender que no tiene que depender de lo que piensen los demás, sino de lo de uno cree y piensa. Saber que hay un progreso diario". Reflexión para recordar de un talento maduro.

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