Antoine Griezmann, de héroe a villano en la derrota del Atlético de Madrid ante el Liverpool

Antoine Griezmann ve la tarjeta roja directa.
Antoine Griezmann ve la tarjeta roja directa.
EFE
Antoine Griezmann ve la tarjeta roja directa.

Antoine Griezmann mostró su mejor y su peor cara en un mismo partido en el que pasó de llevar al Atlético de Madrid en volandas hasta el empate contra el Liverpool para después dejar al equipo con diez jugadores al ver la roja directa. Pero vayamos por partes.

El delantero francés sacó a relucir su olfato goleador, el mismo que algunos se empeñan en olvidar, y dio él solito la vuelta al partido en cuestión de quince minutos. Los mismos que tardó el Liverpool en adelantarse por 0-2 y los mismos en los que Griezmann se encargó de firmar dos dianas (en el 20’ y en el 34’) para devolver las tablas al electrónico.

Sin embargo, todo se dio cambió por culpa de una acción tan desafortunada como interpretable. Desafortunada porque Griezmann buscó el balón levantando exageradamente la pierna y golpeando a un rival en el rostro con los tacos, aparentemente sin intención. E interpretable porque el colegiado vio una intencionalidad que, con el reglamento en la mano, castigó directamente con la tarjeta roja.

El que había sido el héroe del partido hasta el momento dejó a su equipo cojo justo cuando los de Simeone más apretaban en busca del gol que les pusiera por delante. Algo que no cesaron de hacer en todo momento, pero sin el premio deseado. Todo lo contrario. Con la plantilla dándolo todo y exigiendo a su físico por encima de sus posibilidades, Hermoso cometió un error que se materializó en penalti. Salah no perdonó y puso el 2-3 para el Liverpool, que acabó saliendo victorioso del Wanda Metropolitano

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