Luis Suárez estrenó su cuenta goleadora contra el Barça poco más de un año después de dejar el club rumbo al Atlético de Madrid. En su segundo partido contra los azulgranas, el primero como "anfitrión" en el Wanda Metropolitano, el uruguayo sacó su faceta más goleadora para quitarse la espina contra el equipo en el que fue muy feliz... pero cuya salida fue un tanto tortuosa.

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Tuvo la ocasión de anotar su primer gol unos minutos antes, en un mano a mano contra Ter Stegen que sorprendentemente define fuera. En la segunda que tuvo no perdonó y castigó los desajustes defensivos del Barça en una contra de libro de los suyos. Sin embargo, la celebración de Suárez hizo que su gol "doliera algo menos" a los aficionados culés, ya que inmediatamente después juntó las manos en señal de perdón a su exequipo y a la que fue su afición.

"Por el respeto, por el cariño, por ser un culé más, por la trayectoria que hice en el Barcelona, por el momento que están pasando los compañeros, que es difícil, y los hinchas", explicó el uruguayo tras el partido sobre una celebración que admitió tener ya planeada.

Sin embargo, después de pedir perdón hubo otro gesto que ha dado mucho que hablar. El uruguayo gesticuló un teléfono con su mano y se la llevó a la oreja, haciendo que muchos lo interpretasen como un 'palo' a Koeman por su salida del Barça. El técnico -que curiosamente vivió el partido desde la grada y pegado al móvil- le comunicó a Suárez en verano de 2020 que no contaba con él con una llamada de teléfono.

Las dudosas explicaciones que dio el delantero después del partido al ser preguntado por el gesto y su sonrisa pícara, hacen pensar que sí llevaba un mensaje escondido. "Era para la gente que sabe que tengo el mismo número y que todavía sigo usando el teléfono", comenzó afirmando, antes de decir que "había quedado con sus hijos de broma que haría eso". De todos modos, aseguró que "no era para Koeman, para nada".