El FC Barcelona ha tenido que renunciar a firmar a Messi al no poder inscribir al argentino por violar la reglamentación de LaLiga en cuanto a los límites salariales que tiene cada equipo. Esta cifra varía según el club y va cambiando cada temporada, según vaya económicamente la entidad y, por eso mismo, la crisis en la que Bartomeu hundió al Barça ha tenido la peor consecuencia posible.
El presupuesto salarial lo estipula LaLiga y se calcula a través de la diferencia entre ingresos y gastos estructurales, siendo el resultado el máximo que puede destinar un equipo en sueldos de sus futbolistas. Los artículos 34 a 41 de las 'Normas de elaboración de presupuestos y clubes SAD' recogen esta regla.
Mientras que los ingresos tomados en cuenta son lo que reciba el equipo por contratos de patrocinio, cuotas de socios, televisiones, ingresos de explotación, premios de las competiciones, publicidad o venta de jugadores; los gastos son las compras de jugadores, gastos de explotación, amortizaciones, provisiones o personal no deportivo.
En el caso del Barcelona, el tope salarial disminuyó casi a la mitad de los 671 millones de euros de la temporada 19/20 a los 382 de los que dispuso en la 20/21 y seguir bajando a 347 en la última actualización. Esto ha sido lo que ha terminado haciendo imposible la renovación o posterior "fichaje" de Messi.
Como Laporta ha admitido en alguna ocasión, "los sueldos están en un 110% respecto a los ingresos", por lo que, conforme a la normativa de LaLiga, tiene más difícil utilizar sus ingresos. Según el artículo 100, cuando se excede el tope salarial, solo se permite gastar en fichajes o inscripciones un 25% de lo que perciba el club, como ha ocurrido con las salidas de Junior, Trincao, Konrad, Todibo o Aleña.
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