Morata, de la gloria al error: ascensos y caídas del máximo goleador de España en las Eurocopas

Morata, contra Italia.
Morata, contra Italia.
EFE
Morata, contra Italia.

Álvaro Morata lo ha sido todo para España en esta Eurocopa: lo mejor y lo peor. El delantero de la Juventus fue el principal señalado en el inicio del torneo y ha sido mirado con lupa en cada intervención, lo que hizo que Luis Enrique le protegiera con vehemencia. Este martes, en las semifinales ante Italia, el '7' de la Roja llevó al país a la gloria y luego a la desilusión.

Arrancó el torneo siendo foco de memes y críticas llegadas desde todos los flancos por sus clamorosos fallos ante la portería rival. Tras las ocasiones desperdiciadas en el debut ante Suecia, media España se preguntaba por qué era el delantero centro titular y pedían alternativas. Sin embargo, el seleccionador fue tajante: "Contra Polonia, Morata y diez más".

Y así fue en el segundo encuentro del combinado nacional en la Euro, en el que cosechó otro empate que les obligaba a darlo todo en el tercero, pero en el que Morata volvió a encontrarse contra el gol para reivindicarse y darle un balonazo a las dudas que tanto le preocuparon y a los energúmenos que trascendieron de lo meramente futbolístico e insultaron y amenazaron a la familia del jugador.

Después del festín ante Eslovaquia en el que el ex del Real Madrid falló un penalti que agrandó su maldición, llegaron los octavos ante Croacia y otro tanto esencial: el primero de la prórroga que deshacía el embrollo del empate in extremis de la selección croata que forzó el tiempo extra. Morata, de nuevo, del escrutinio escrupuloso, al éxtasis de la afición. 

El yin y el yang ante Italia

Pasado el agónico partido ante Suiza de cuartos de final, que se saldó con victoria española en los penaltis, y aunque no fue uno de los goleadores de la noche, Morata parecía haber aparcado de una vez por todas la sombra de la duda que le acechó desde el comienzo del torneo.

Pero ante Italia se dio cita ese binomio que parece perseguirle en el que es capaz de oscilar entre la sonrisa y el gesto de rabia. El varapalo del gol de Chiesa entraba en la meta de Unai Simón al mismo tiempo que provocaba golpes de decepción en las mesas de miles de hogares españoles. 

La España de Luis Enrique estaba firmando, en cuanto a juego, uno de los mejores partidos de los últimos tiempos, sin duda, como poco, el mejor de la Eurocopa.

Pero en el fútbol gana el que más goles marca y eso lo sabe bien Morata. Por eso, mostró su mejor versión apenas 20 minutos después del palo para definir con maestría solo ante Donnarumma y hacer justicia.

España la tuvo en el tiempo reglamentario y la tuvo en la prórroga y, si el duelo se decidiera por puntos no habría discusión, pero los ascensos y descensos que ha vivido el '7' de España en el camino europeo culminó en la tanda de penaltis, cuando erró el que habría mantenido a la Roja con vida y soñando con la final.

Arriba y abajo. Euforia y desazón. El principal ariete de la selección de Luis Enrique, convertido este martes en el máximo goleador de España en las Eurocopas tras superar a Fernando Torres, ha sabido ponerse por encima de las dudas que él mismo admitió escuchar y ha sido el perfecto ejemplo de lo que es esta selección: una paradoja pocas veces vista que aleja e ilusiona casi a partes iguales. 

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