La organización de Roland Garros no solo se enfrenta a la amenaza del coronavirus durante esta excepcional edición que, en vez de celebrarse en julio se está llevando a cabo a finales de septiembre. Y es que existe otro cambio notable más allá del impuesto por el protocolo para evitar la propagación del COVID-19: las bajas temperaturas de París.

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El 'Grand Slam' de tierra comenzó el domingo bajo unas condiciones de frío y lluvia nunca vistas en las pistas parisinas, especialmente en las exteriores. Prueba de ello fue la reacción de la bielorrusa Victoria Azarenka durante su encuentro del primer turno ante la montenegrina Danka Kovinic. La finalista del US Open jugaba su partido en la Suzanne Lenglen, la segunda pista central del torneo, cuando comenzó a quejarse por las malas condiciones en las que se estaba jugando.

Azarenka estalló tras el tercer juego del primer set, cuando la juez de silla y la supervisora le pidieron que esperara en el banquillo mientras decidían si se suspendía el partido. La tenista no dudó en protestar y abandonar la pista para poner rumbo a los vestuarios.

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Azarenka recriminó al supervisor del choque que "no voy a esperar unos minutos aquí. ¡Tengo frío!. Yo vivo en Florida y estoy acostumbrada al calor. Aquí estamos a ocho grados. Como tú no estás en la pista no sabes lo que significa jugar así".

La bielorrusa llegó a hablar con su rival para preguntarle si ella no consideraba que la situación era "ridícula" y le invitó a que también se fuera al vestuario mientras se tomaba la decisión.

Finalmente el partido se retomó y 'Vika' derrotó a Kovinic por un contundente 6-1 y 6-2. Eso sí, también dejó la anécdota de la jornada porque no se quitó la chaqueta del chandal y y jugó el partido con unos leotardos.

Tras el encuentro afirmó sentirse "contenta de haber terminado y ahora voy a ver cómo se las apañan las demás con este frío y lluvia".