Max Verstappen obtuvo su venganza en el GP de Brasil. El neerlandés ganó en Interlagos, una carrera que se le escapó el año pasado, tras superar a Pierre Gasly y a Lewis Hamilton, en una carrera loca con un final de infarto y en la que el trofeo del tercer puesto no debería haber sido para el hexacampeón, sino para el piloto que le ha dado el podio número 100 al automovilismo español en la Fórmula 1.

Carlos Sainz, ya había sido uno de los héroes del día cuando igualó su mejor resultado en Fórmula 1 con un cuarto puesto desde la última posición, hasta que lo superó en los despachos. Horas después de quedarse en la primera posición fuera del podio, los comisarios deportivos castigaron a Lewis Hamilton con 5 segundos de penalización por embestir a Alex Albon en la última vuelta de la caótica carrera. 

El hexacampeón fue encontrado culpable de un golpe que dejó al anglotailandés de Red Bull sin su primer podio en Fórmula 1 y que, de rebote, se lo dio a Pierre Gasly, un corredor al que la propia empresa de las bebidas energéticas había devaluado a Toro Rosso. En justicia, Sainz debería haber subido al podio, pero parece que está destinado a que ni su primer podio en Fórmula 1 se vea en televisión.

Tras una salida en la que Verstappen dejó claro que no iba a ceder un año más una victoria en casa de Ayrton Senna, por detrás, Sainz empezó su remontada desde la última posición hasta la 13ª, que obtuvo cuando ya se rondaba la vuelta 10. En ese tiempo, le dio margen para dejar uno de los adelantamientos de la carrera: en la primera curva, pegado al muro, pasó a un Sergio Pérez que no se lo esperaba.

La remontada no estuvo exenta de sustos, por culpa de un nombre habitual en la sala de comisarios: Kevin Magnussen. El danés se tocó con Daniel Ricciardo cuando estaba intentando defenderse del australiano. Le dio un ‘cerrojazo’ muy serio, que le dejó a él fuera de pista y rompió el alerón delantero del Renault. Sorprendentemente, fue el australiano a quien penalizaron. El castigo a Ricciardo luego sirvió como argumento para lo que ocurriría con Hamilton.

La estrategia a dos paradas se presentó como la ganadora, y fue a la que apostaron tanto Verstappen como Hamilton, de inicio. Pero aún quedaba por contar con el factor Ferrari.

Ferrari abre la caja de los truenos

Lo que lo decidió todo no fueron las decisiones de los muros, ya que en principio habría sido una lucha entre compañeros limpia se convirtió en la demostración de que en Ferrari no hay buen ambiente.

Charles Leclerc estaba tratando de pasar a Sebastian Vettel, cuando se tocaron. Culpa del alemán o del monegasco, en este caso es irrelevante para las consecuencias posteriores.

La salida del coche de seguridad hizo que Hamilton entrara a boxes para montar un juego nuevo de neumáticos blandos, una parada teóricamente gratis. Aunque Alex Albon le ganó la posición, el hexacampeón confiaba que iba a poder adelantarle. Sin embargo, el anglotailandés se vio con la posibilidad de lograr su primer podio en Fórmula 1 y no se rindió ni mucho menos.

Hamilton no se lo pensó y dado que faltaba menos de una vuelta para el final, le tiró el coche... con fatales consecuencias. El Mercedes embistió al Red Bull, que quedó fuera. El primer beneficiado fue Pierre Gasly, el piloto al que Red Bull bajó a Toro Rosso, que se vio con el impensable segundo puesto para subirse por primera vez al cajón. Por escasos centímetros, le ganó sobre la misma línea de meta a Hamilton

Hamilton entró 3º, justo delante de un Carlos Sainz que había culminado una remontada memorable del último puesto al 4º. A la espera de lo que decidieran los comisarios, el madrileño ya estaba en una nube al igualar su mejor resultado en Fórmula 1.

Cuando horas después le confirmaron el podio, no se lo podía creer. De hecho, no se lo creyeron hasta que no recibieron la notificación oficial de la FIA, ya que los 5 segundos de castigo a Hamilton fue la primera noticia pero aún quedaba por ver lo que decidieran sobre una investigación por usar el DRS bajo bandera amarilla.

Varias horas después, lo confirmaron.