Ricardo Gómez se alejó de Cuéntame en un transatlántico con destino a Nueva York y Mocedades como banda sonora; y regresó justo a tiempo de bailar con Sonia y Selena en la plaza mayor de Sagrillas. Entre medias, cinco años, cuatro temporadas y 70 episodios de la serie más longeva de España en los cuales sólo hemos sabido de su personaje, Carlos Alcántara, por refracción: que seguía escribiendo y publicaría su segunda novela, que había rechazado un premio literario porque no quería ser partícipe de una farsa y que, de alguna forma, se las arreglaba para estar al tanto de lo que hacía su familia al otro lado del océano.
Al contrario de lo ocurrido con otros actores de Cuéntame cómo pasó, Gómez no huyó de la serie, ni mucho menos fue acompañado a la fuerza, por los productores, hasta la puerta del estudio. Simplemente, se marchó para desarrollar una carrera en el cine y participar en otras series, como La ruta, estrenada en 2022. Aunque era uno de los actores más queridos por el reparto, María Galiana (su abuela en la ficción) aplaudió la decisión de Ricardo Gómez: “Ha hecho requetebién en irse, porque nada más hacerlo hizo una película por la que lo nominaron al Goya”. Su título era 1898, los últimos de Filipinas.
De Sagrillas a Baler
La hazaña de los héroes de Baler fue la primera aventura de Ricardo Gómez tras dejar Cuéntame cómo pasó. Un año antes de despedir a su personaje, el madrileño se unió al rodaje de 1898, los últimos de Filipinas, en el que lo esperaban Luis Tosar, Karra Elejalde, Eduard Fernández, Javier Gutiérrez, Miguel Herrán, Patrick Criado, Álvaro Cervantes y Carlos Hipólito, con el que ya había coincidido en Tiovivo, c.1950 y, sobre todo, en Cuéntame: de Hipólito era la voz del Carlos Alcántara del presente.
El largo asedio que soportaron 50 soldados españoles (duró un año y un día), aun cuando España ya había entregado la soberanía de Filipinas a Estados Unidos, es el núcleo narrativo de esta película, que le dio a Ricardo Gómez su primera nominación a un premio (16 años en Cuéntame no habían sido suficientes).
El galardón en cuestión era un Goya, en la categoría de mejor actor revelación, no porque fuera precisamente una novedad para el espectador, sino porque era su primera candidatura al cabezón: Carlos Álvarez-Nóvoa ganó este Goya en 1999 por Solas, pese a llevar en el teatro desde 1957; y Soledad Villamil lo obtuvo en 2010 por El secreto de sus ojos, ya que su carrera en Argentina (protagonizando películas de la talla de El mismo amor, la misma lluvia) no la había llevado a postularse al Goya.
En cualquier caso, Ricardo Gómez no consiguió el premio, que fue a parar a las manos de Carlos Santos, hoy un actor plenamente consolidado en la industria y que había vivido una situación similar a la de su contendiente: su dilatado pasado como Povedilla en Los hombres de Paco no lo hacía menos “revelador” a ojos de la Academia.
Años después, Santos y Gómez se reencontrarían en Cuéntame cómo pasó, es decir, con el primero jugando fuera de casa: la última temporada de la serie tuvo al camaleónico Carlos Santos en un breve papel como JR, ficticio director de comunicación de José María Aznar y siglado trasunto de MAR (Miguel Ángel Rodríguez).
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