'Red Dead Redemption 2', el mejor relato wéstern del año no es una película

  • 'Red Dead Redemption 2' ha visto la luz en las consolas Xbox One y PlayStation 4.
  • Se trata de una aventura de acción de mundo abierto ambientada en el Lejano Oeste.
Una bella imagen de un momento contemplativo en 'Red Dead Redemption 2'.
Una bella imagen de un momento contemplativo en 'Red Dead Redemption 2'.
Rockstar Games
Una bella imagen de un momento contemplativo en 'Red Dead Redemption 2'.

Como esos grandes cineastas que pasan años preparando con mimo su próxima película, la compañía de videojuegos Rockstar Games se aleja de la producción compulsiva de otros estudios para centrarse en pocos lanzamientos pero todos ellos de gran impacto, no solo comercial sino también tecnológico e incluso social.

Los creadores de la polémica saga Grand Theft Auto (GTA) lanzan este 26 de octubre Red Dead Redemption 2, una colosal aventura ambientada en el Lejano Oeste que ya muchos consideraban el mejor videojuego del año antes incluso de que viera la luz. ¿Los motivos? Su belleza gráfica, su inmenso mapeado, su profundidad narrativa y su sobrecogedor realismo.

Sí, como en GTA, la violencia es parte central del juego. Hay tiroteos, prostitutas, delincuencia. Pero, como Brian De Palma en El precio del poder o Sam Peckinpah en Grupo salvaje, Rockstar es capaz de convertir la suciedad, la miseria y las bajezas humanas en un espectáculo digno de admiración.

En esta secuela, la acción se sitúa en 1899, en el ocaso de esa polvorienta época de indios y vaqueros. Tras un desastroso atraco fallido, Arthur Morgan -el personaje que controla el jugador- y la banda de Van der Linde se ven obligados a huir. Con agentes federales y los mejores cazarrecompensas de la nación pisándoles los talones, la banda deberá atracar, robar y luchar para sobrevivir en su camino por el escabroso territorio del corazón de América. Mientras las divisiones internas aumentan, Arthur tendrá que elegir entre sus ideales y la lealtad a sus viejos compañeros.

Con esa trama como telón de fondo, se abre ante el jugador un universo de posibilidades, un vastísimo territorio que explorar libremente formado por poblados, praderas, bosques, ríos, minas. En esos icónicos escenarios del spaghetti western, entornos vivos llenos de fauna, flora y todo tipo de seres humanos, el jugador debe cumplir misiones para obtener dinero y reputación, cazar animales para alimentarse, recolectar y comerciar con diversos materiales... y cabalgar. De hecho, la relación con los caballos y la forma en la que se muestra a estos animales en el videojuego (son únicos según su género, su raza e incluso su personalidad) no tiene precedentes.

El caballo o la yegua no es solo una cabalgadura, es un compañero vital. Hay que cepillarlo, limpiarlo, alimentarlo bien y, gracias a todo ello, reforzar el vínculo con el equino y mejorar capacidades tales como su facilidad para caminar por terrenos complicados o atender a las llamadas desde mayor distancia.

Red Dead Redemption 2 está muy lejos de ser un simple "juego de tiros". Es una experiencia, un viaje por llanuras virtuales en el que es imposible no sentir todo tipo de emociones: tensión y subidones de adrenalina durante los trepidantes momentos de acción; ratos de puro entretenimiento jugando al póker; simpatía por los ingeniosos chascarrillos; paz absoluta ante la contemplación de los imponentes paisajes o verdadera pena al perder al animal que durante decenas de horas ha sido un fiel compañero.

El nivel de detalle es apabullante. No se puede sobrevivir sin dormir ni comer, hay que vestirse según la climatología, la barba y el pelo crecen con el paso de los días –y hay que ir a la barbería para cortarlo si así se desea–, un animal muerto por un flecha tendrá más carne aprovechable que uno cazado con arma de fuego...

Todo eso, unido al cuidado apartado sonoro, permite construir un mundo que va mucho más allá de lo cinematográfico. El premio GotY (Game of the Year) lo tiene garantizado.

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