La muerte del joven dominicano Luisito abre el debate sobre el deterioro de Tetuán

Amigos de Luisito, en el altar de Topete, junto a una de las pintadas que han aparecido en el barrio.
Amigos de Luisito, en el altar de Topete, junto a una de las pintadas que han aparecido en el barrio.
A. NAVIA
Amigos de Luisito, en el altar de Topete, junto a una de las pintadas que han aparecido en el barrio.

Ana, dominicana de 24 años, no se aparta del altar improvisado en memoria de Luisito en el cruce de las calles Topete y Carnicer (barrio Bellas Vistas, Tetuán). Justo en ese punto, un guardia de seguridad mató de un tiro a su amigo el viernes. Allí era donde se reunían habitualmente sus compatriotas. "Siempre estamos en esta esquina, venimos aquí a hablar con los paisanos, nos recuerda a Santo Domingo", dice la joven.

Llevo aquí desde chaval y antes no había este jaleo y acumulación de gente por la calle

De hecho, Bellas Vistas es lo más parecido que hay a la República Dominicana en Madrid. De sus 29.000 habitantes, 1.080 vienen de aquel país (es el barrio madrileño con más vecinos de esa nacionalidad). En la calle Topete y aledañas hay una treintena de negocios regentados por dominicanos. Y el acento caribeño suena en cada esquina.

El Ayuntamiento teme que la muerte de Luisito provoque una explosión de "tensión social" entre los habitantes del barrio. Por ello, la Junta de Tetuán ha convocado con urgencia para este jueves el Consejo de Seguridad Local.

Los vecinos de toda la vida están molestos por los ruidos y las peleas. "El barrio está estropeado, llevo aquí desde chaval y antes no había este jaleo y acumulación de gente por la calle", dice Francisco Escriche, de 73 años. "Hay peleas de vez en cuando, gritos a altas horas, ya no es una zona tranquila", protesta Manuela López, de 80 años.

Convivencia pacífica

Sin embargo, la convivencia entre los madrileños de pura cepa y los extranjeros es pacífica. "Excepto alguno, son gente trabajadora. No tengo miedo de ir por la calle", cuenta Juana, residente de 50 años. "Los dominicanos llevamos aquí más de diez años y nunca había habido un asesinato", recuerda Jimmy Pimentel.

Además, no hay ni rastro de racismo. Todos sienten la muerte de Luis como propia. "Precioso, cariño, qué vida tan bonita te han quitado", dice una anciana madrileña ante el altar mientras da ánimos a los dominicanos.

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