«La Junta tiene la sartén por el mango. El Ayuntamiento no puede actuar en un suelo que no es suyo ni asumir solo el desmantelamiento. Si quieren hacer ese tipo de intervención, aceptaremos y colaboraremos, pero no estamos de acuerdo con ese modelo», recalcó la edil.
Ese modelo consiste en resolver por un lado los problemas de alumbrado, canalizaciones, asfaltado y otros servicios municipales. Según reconoce Romero, apenas ha invertido en Los Asperones en los últimos años esperando su desmantelamiento.
Junto a esa intervención, la Junta dará salida a los vecinos que quieran irse del barrio a la vez que se edificarán viviendas de alquiler para los que se queden y para otros que vengan a vivir, explicó ayer a la Ser la delegada provincial de Igualdad y Bienestar Social, Amparo Bilbao. Pero para que comiencen las máquinas primero se debe constituir una comisión técnica cuya fecha está sin fijar.
Aunque se haga nuevo el barrio, el Ayuntamiento defiende que seguirá estando alejado y apuesta por integrar en otras zonas, como aconsejó hace dos semanas el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, en un informe.
Dos décadas en prefabricados
El autobús tarda una hora en llegar a Los Asperones, un barrio creado con fecha de caducidad pero que 19 años después sigue en pie sin apenas asfaltado, alumbrado público, canalización de agua y, sobre todo, con el estigma de la marginalidad. Para encontrar un empleo, hay que mentir. Empresas como Limasa dan trabajo a algunos vecinos para que limpien sus propias calles.
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