ROSALÍA LLORET. PERIODISTA Y EXPERTA DIGITAL
OPINIÓN

Tesla contra Uber

Rosalía Lloret, periodista.
Rosalía Lloret, periodista.
JORGE PARÍS
Rosalía Lloret, periodista.

Inesperados contendientes. Estamos acostumbrados a ver cómo el ecosistema de la ‘nueva economía’ se enfrenta sistemáticamente al de la ‘vieja economía’, pero no tanto a verlos oponerse entre sí. Pero aquí los tenemos:

A un lado Uber, el ‘anticristo’ de los taxistas en todo el mundo, y máximo exponente de la llamada ‘nueva economía colaborativa’ basada en la contratación de servicios entre particulares - en este caso, entre dueños de coches y otros ciudadanos con necesidades de movilidad. El lema de Uber, y de otros servicios similares, es que hay demasiados coches particulares en casi todas las ciudades y, en la mayor parte de los casos, infrautilizados, permaneciendo aparcados la mayor parte del tiempo. La plataforma de Uber permite que los propietarios de esos coches puedan ofrecer servicios de chófer a otros particulares en el tiempo que les sobra y, además, cobrar por ello (pagando a Uber una comisión, claro).

Al otro lado Tesla, famoso fabricante de coches de conducción cuasi-autónoma y uno de los representantes de lo que se ha dado en llamar ‘nueva propiedad’, entendida no como la -clásica- posesión de un objeto sino como el uso de un servicio. Los coches de Tesla dependen tanto de su tecnología y sus algoritmos para un correcto funcionamiento, que su fabricante ha decidido aplicar las reglas y condiciones de uso que se pusieron de moda en la industria del software y que se están multiplicando en otros sectores (como las impresoras que nos obligan a usar los cartuchos de su marca o los tractores que exigen revisiones en puntos autorizados) gracias a la invasiva ley de propiedad intelectual de EEUU (la DMCA de 1998).

No solo es obligatorio reparar los Tesla en los talleres autorizados por la marca si se quiere mantener las condiciones de su -muy especial- seguro, como ocurre también con algún otro fabricante de coches; sino que ahora los dueños, perdón, ‘usuarios’ de modelos Tesla no podrán tampoco utilizar sus automóviles para ganarse unos dólares extra en Uber (u otras plataformas como Lyft). Así lo anunció recientemente la compañía en una de sus últimas presentaciones y así lo ha publicado en su propia web entre las especificaciones de los nuevos modelos. Eso sí, los responsables de Tesla se han apresurado a añadir que tal opción sí será posible a través de la plataforma que la propia compañía pondrá en marcha más adelante -llamada ‘Tesla Network’- y cuyos detalles “se conocerán el año que viene”.

Según el ‘Master Plan’ de Tesla, publicado por su carismático fundador Elon Musk el pasado julio, “cuando la conducción verdaderamente autónoma sea aprobada por los reguladores, podremos llamar a nuestro Tesla desde cualquier sitio”. Y se entiende que también podremos pedirle que lleve a otra/s persona/s a donde nos plazca. De modo que las posibilidades de ofrecer servicios de transporte privado a otros particulares -incluso mientras estemos trabajando en otro sitio o de vacaciones en otra ciudad- se multiplicarán.

Un enorme negocio potencial que obviamente Tesla no quiere perderse. Elon Musk sugería ya en julio la posibilidad de que en ese futuro ¿cercano? nuestro flamante automóvil autónomo se integre en una especie de ‘flota compartida de Tesla’ donde los coches serán usados para transportar a otras personas y, de este modo, pagarse por sí mismos: “Como la mayor parte de los coches son usados por sus dueños del 5 al 10% de su tiempo, el rendimiento económico de un coche autónomo será varias veces el de un coche que no lo es”.

Pero como los reguladores se toman su tiempo en abrir las puertas a ese futuro de conducción autónoma, Tesla ha decidido tomar las riendas de cualquier negocio que pueda llevarse a cabo con sus modelos desde ya mismo. Algo que  -DMCA mediante- puede hacer ya que es el verdadero propietario de todos sus vehículos. “No es Tesla contra Uber”, se defendía Elon Musk la pasada semana en una conferencia con accionistas, “es la gente contra Uber”. Y como no hubo repregunta, se quedó tan ancho.

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