IRENE LOZANO. ESCRITORA Y DIRECTORA DE THE THINKING CAMPUS
OPINIÓN

Carta al corrupto nacional

Periodista, escritora y política.
Periodista, escritora y política.
JORGE PARÍS
Periodista, escritora y política.

Ahí sigues, querido corrupto, dando quebraderos de cabeza a los españoles. En la última encuesta del CIS, escalas posiciones en los desvelos nacionales: hasta el 45% considera que eres el principal problema del país. Sin embargo, no se ve ni el mínimo rubor en tu rostro. Tu último amigante -amigo y mangante, Lledó dixit- ha dejado de ser presidente de Murcia, pero le siguen dando respiración asistida con los cargos en el partido. Mientras Rajoy siga sentado sobre su caja B y su voz quebrada de padrino, todos los que estáis por debajo preguntaréis: ¿y por qué me voy a ir yo, si sigue el boss?

Picoteáis del vertedero en que el presidente del Gobierno arrojó la presunción de inocencia. Sostiene que solo se deben depurar responsabilidades políticas cuando se establece un delito penal. Esto es una falacia monstruosa: dar el voto equivale a entregar la confianza, y la mera sospecha quiebra esa confianza. Hasta que se la vuelvan a ganar -tribunales mediante- los sospechosos de corrupción debéis dejar la vida pública. Sin embargo, el día que Rajoy logró seguir Moncloa decidió que las urnas y el Congreso habían lavado sus manos de corrupción. Así discurre el pensamiento presidencial: cuando se desangra su prestigio político, dice que la corrupción es cosa de los tribunales solamente; cuando recupera vigor en las elecciones, lo interpreta políticamente. Está convencido de que la corrupción no se paga en las urnas. Esa sensación de barra libre os va muy bien, pero inquieta a mucha gente.

En cierta ocasión, una señora se me acercó al terminar un mitin. Acababa yo de lanzar mis diatribas contra los corruptos, gente como tú, que saludáis amablemente a los vecinos sin dejar de quitarles la cartera, cuando la señora me dijo: "Y si los políticos dejan de robar, ¿de qué vamos a vivir?". Tu amigante el presidente tiene un sentido similar de la complicidad. Hay mucha gente decente en el PP, sin duda. El problema es que callan demasiado. No sé si son mayoría, pero desde luego son silenciosos, y Rajoy muy fan. Einstein dijo algo parecido: "Para el triunfo del mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada". En esas estamos, con la vida pública saturada de vuestras emisiones contaminantes. Te doy una idea: ¿por qué no coges a todos tus amigantes y fundáis el Reino Presunto en un atolón del Pacífico? Os podríais llevar a vuestros votantes, si queréis. Y aquí inauguraríamos la República de los decentes.

Un saludo presuntamente cordial, Irene Lozano

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