Hace justo 25 años, millones de ciudadanos contuvieron el aliento cuando varios guardias civiles, pistola en mano, interrumpieron la investidura del presidente Leopoldo Calvo Sotelo en el Congreso de los Diputados.

La vida parlamentaria y el proceso democrático entraban en las horas más angustiosas de su corta existencia.

Larga vigilia

La mayoría de los lectores revivirá hoy una larga vigilia de preocupación, llamadas telefónicas y transistores.

La rápida intervención del alto mando militar logró desmontar el plan golpista, pero no fue hasta la una de la madrugada cuando la intentona empezó a derrumbarse.

En radios y televisores, uniformado como capitán general, el Rey afirmaba que la Corona «no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza, el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum». Treinta personas fueron inculpadas por el 23-F.

18 horas de angustia

18.23: Tejero irrumpe en el Congreso. Milans del Bosch asume en Valencia todos los poderes militares y civiles.

19.00: Ocupación de RTVE.

21.30: La Junta de Jefes de Estado Mayor anuncia medidas frente a los atentados contra la Constitución.

23.50: Los generales Armada y Aramburu Topete se entrevistan con Tejero.

01.14: El Rey se dirige a los españoles y ordena el mantenimiento del orden constitucional.

05.30: El ex sindicalista ultraderechista García Carrés es detenido.

10.30: Algunos guardias civiles se entregan.

11.50: Los civiles abandonan el Congreso.

12.27: Tejero se entrega.

Un golpe en vivo y en directo

La presencia de cámaras y micrófonos en el Parlamento convirtió al 23-F en un golpe retransmitido y seguido en vivo y en directo.

Gracias a los medios, los españoles recuerdan el 23-F por las imágenes del esperpento de Tejero en el estrado, la templanza de Carrillo, Suárez y Gutiérrez Mellado, los tanques de Valencia y, sobre todo, el alivio al escuchar al Rey.