El ataque se produjo en El Zoco de Villalba, una de las paradas del servicio que une Madrid con Guadarrama. Un grupo de viajeros bajó del vehículo, un autobús articulado, tras verter líquido inflamable y prender la zona de atrás. El conductor tuvo el tiempo justo para evacuar al resto de pasajeros y ponerse él mismo a salvo.
Según denuncian los trabajadores de Larrea, es habitual que los viajeros, jóvenes muy alterados por el alcohol u otras sustancias, insulten, amenacen o agredan al conductor y causen destrozos en el autobús, pero nunca habían llegado tan lejos.
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