Los concentrados, que portaban banderas de España pre-constitucionales, bufandas y brazaletes con los colores de la bandera española, boinas rojas tradicionalistas y uniformes falangistas, profirieron gritos insultantes hacia el presidente de Gobierno, vivas a Franco y corearon, en varias ocasiones, el grito de "Carrillo, asesino".
Desde las doce del mediodía y hasta las dos y media de la tarde, los concentrados presenciaron las intervenciones del fundador de Fuerza Nueva, Blas Piñar; el presidente de la Confederación Nacional de Combatientes, Luis Benítez de Lugo; el consejero nacional de La Falange, Miguel Mariat; el nieto de Blas Piñar, Miguel Menéndez Piñar; el presidente del Partido Nacional alemán (NPD), Udo Voight y el presidente del partido italiano Fianne Tricolore, Máximo Zanoni.
En su discurso, Blas Piñar abogó por un "espíritu nacional capaz de recobrar la unidad territorial, política y religiosa de España".
Además, Piñar ensalzó la figura de Franco y lamentó que "hoy el Estado se dedique a destruir la nación a través del Estado de las Autonomías y la Constitución de 1978".
En opinión de Piñar, "Franco liberó a España del comunismo, sacó al país del analfabetismo, resolvió el problema de la vivienda y produjo un desarrollo industrial envidiable" y hoy se le presenta "como un militar mediocre, ambicioso, sanguinario, que disfrutaba con las penas de muerte y se arrancan de cuajo sus monumentos, de noche y con odio".
Por su parte, el consejero nacional de La Falange, Miguel Mariat, arremetió contra los medios de comunicación, contra los emigrantes a quienes consideró "una bomba de relojería que ponen en peligro la cohesión de España, y en especial los musulmanes" a quienes calificó, a modo general, de terroristas.
En el mismo sentido se expresó el nieto de Blas Piñar, Miguel Menéndez Piñar, que acusó a los inmigrantes musulmanes de querer "apoderarse de España". Además, arremetió contra la ley del aborto, la ley que aprueba el matrimonio homosexual, que calificó de "aberración viciosa de los invertidos", y el Estatuto catalán "que proclama en esta comunidad el Estado comunista".
Tras la concentración, unas cuarenta personas, entre ellas la directiva de la Confederación de Combatientes, se dirigieron a la Plaza de San Juan de la Cruz para depositar una corona de flores en el pedestal donde se encontraba la estatua ecuestre de Franco y que fue retirada de allí el 17 de marzo.
Los asistentes a este acto fueron dispersados por la Policía Nacional, sin que se registrasen incidentes.
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