Inevitablemente, el 11 de septiembre de 2001 muchos se acordaron de sus pasajes. En la novela, el avión se estrellaba en el Capitolio de Washington, que presuntamente era el objetivo del vuelo 93 que se estrelló en Pensilvania el 11-S. ¿Dio la idea a los terroristas o fue un paralelismo incidental? De cualquier manera, Clancy no pudo imaginar el alcance real de lo ocurrido, ni sus promotores: 'sus' terroristas no eran musulmanes, sino japoneses.
Un futuro muy presente
Aunque esta descripción resulte cotidiana, se trata de la sociedad planteada por George Orwell en su novela 1984, publicada en 1949.
El gran visionario
Si su proyección del futuro fue tan acertada, sin duda se debió a un profundo conocimiento del presente. Tal fue el caso de Julio Verne,apasionado de la ciencia y un auténtico visionario. En sus novelas vaticinó la televisión, el submarino, el telefax, la bomba atómica, los dirigibles, las escafandras, los helicópteros, los automóviles de motor de gasolina e incluso Internet.
En la obra de Verne, el viaje se realizó a 40.000 km/h en un trayecto en 97 horas. En la realidad, el Apolo XI viajó a 38.500 km/h en una misión de 102 horas. En ambos casos, el lanzamiento tuvo lugar en Cabo Cañaveral, observado por un telescopio desde las montañas Rocosas. Su tripulación constaba de tres hombres y cayeron en la misma zona del Pacífico, a sólo cuatro millas de diferencia.
Una tragedia anunciada
Catorce años después (1912), el lujoso Titanic se hundía una noche de abril en el Atlántico con 2.207 pasajeros al chocar con un iceberg. Las coincidencias no terminan ahí. Ambos barcos eran prácticamente idénticos en dimensiones (Titán: 70.000 t, 240 m de longitud, 275 de eslora y 40.000 caballos de potencia, y el Titanic: 66.000 t, 268 m de longitud, 300 de eslora y 45.000 caballos de potencia) y coincidían en número de hélices (3) y velocidad máxima (25 nudos).
El primero iba de Nueva York a Inglaterra, el segundo de Inglaterra a Nueva York. El Titán se hundió a 400 millas de Terranova y el Titanic a 600 millas de Terranova. Los dos eran considerados insumergibles y ninguno llevaba suficientes botes salvavidas (24 y 20, respectivamente). Difieren en un dato fundamental: en la novela hubo 13 supervivientes, en la realidad, 705.
Algunos justifican las notables coincidencias con el hecho de que Robertson probablemente estaba al tanto del proyecto Gigantic, hermano gemelo del Titanic que finalmente no fue construido. El resto lo atribuyen a la lógica.
El misterioso ojo de Japeto
Las lunas de Saturno eran puntos de luz en los telescopios en 1968, cuando Arthur C. Clarke escribió 2001, Odisea en el Espacio. En ella, describía en Japeto "un brillante óvalo blanco sobre un fondo oscuro (...), un inmenso ojo vacío en cuyo centro exacto había una tenue mota negra" (el monolito).
Cuando la Voyager 1 transmitió las primeras fotografías de Japeto (1980), éstas revelaron la existencia de un enorme óvalo blanco de bordes definidos con un punto negro en el centro. Carl Sagan envió al escritor la fotografía con la nota "pensando en ti…".
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