Arquitectura textil y sensualidad comparten la segunda jornada de la pasarela Cibeles

La arquitectura textil de diseñadores tan distintos como Ághata Ruiz de la Prada, Victorio & Lucchino, Amaya Arzuaga o Devota & Lomba compartieron este sábado la pasarela de la segunda jornada de Cibeles con la delicadeza y ligereza de las prendas presentadas por Ailanto, Juanjo Oliva, Ángel Schlesser, Miguel Palacio y José Miró.

En la sesión de tarde, Schlesser acudió a su cita con Cibeles, en la que lleva más de veinte años, con una colección para la próxima primavera-verano de líneas minimalistas y sobrias, muy en su estilo, basada en el vestido como prenda principal, en la que el modista juega a dibujar volúmenes a base de pliegues, frunces, volantes y drapeados.

Schlesser ajusta la cintura, marca los hombros y utiliza un largo que fluctúa por encima de la rodilla, con blancos y crudos, negros y grises, colores tranquilos que compagina con otros vibrantes como el turquesa, azul o amarillo y tejidos como sedas, muselinas y punto de seda.

La nota más arquitectónica de la jornada la puso Amaya Arzuaga, con sus armados vestidos construidos a base de plisados, gomas y superposición de capas que dan como resultado prendas volátiles  que parece van a levantar el vuelo con formas que  evocan lepidópteros, caracolas y grandes flores confeccionadas con patronajes rotatorios de 360 grados.

Arzuaga logra estos efectos a base de amplios escotes, minifaldas con volumen y tiras en punto, con los colores de siempre, blanco y negro, mezclados con el gris humo y otros brillantes como el mostaza o el chicle flúor sobre tules plisados, kaori de seda, sedas endurecidas y algodones orgánicos, lo que da lugar a una colección llena de transparencias y volúmenes livianos.

La colección de esta temporada de Devota & Lomba está marcada por la noche, en la que tiene como aliada a las sedas en todas sus formas y colores contrastados como el dorado, el verde palo y su combinación con tonos fuertes como el rojo, en una línea claramente inspirada por superficies quebradas y cortes que pueden simular tanto escamas como panales de las abejas.

"Propuestas novedosas"

El diseñador, que al final del desfile recorrió la pasarela hasta el final, dota a las faldas de amplios vuelos, capas superpuestas y efectos abullonados a partir de pliegues que forman rombos, figura que utiliza también para los calados de sus vestidos, mientras que en sus sastres masculinos da un papel fundamental a los pitillos combinados con bailarinas.

Para Miguel Palacio los vestidos de la próxima temporada veraniega han de ser fundamentalmente cortos y estructurados de hombro, con una revisión de las hombreras, que ahora marcan la zona sin ensanchar la espalda, efecto que el diseñador rechaza en el cuerpo de la mujer.

Con el fin de realzar las caderas y el pecho, Palacio juega con los giros del georgette y la seda y los falsos drapeados hasta convertir los vestidos en túnicas que dejan al descubierto la espalda, en una línea, según sus palabras, "muy clásica pero con propuestas novedosas", integrada por colores básicos.

Le toca a José Miro el turno de cierre esta noche, quien con "New New York" reivindica la esencia de la Gran Manzana, con vaporosos vestidos inspirados en las mariposas, ligeros y envolventes, efecto que logra con tejidos de seda y algodón y técnicas de bordado artesanal que dan una identidad propia a cada prenda.

Las formas geométricas siguen siendo protagonistas absolutas de los patrones, el colorido se diversifica y los complementos, como los cinturones en forma de mariposa, adquieren protagonismo en piezas dominadas por los colores maquillaje y a veces degradados que evocan un lujo sencillo, clave de la nueva silueta de la mujer del siglo XXI.

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