El gatillazo de la literatura erótica

Detalle del cartel de la película 'Diario de una ninfómana', basada en el libro de Valérie Tasso.
Detalle del cartel de la película 'Diario de una ninfómana', basada en el libro de Valérie Tasso.
20MINUTOS.ES
Detalle del cartel de la película 'Diario de una ninfómana', basada en el libro de Valérie Tasso.

Todavía hay quienes lamentan ir a nuestra más emblemática librería y encontrar que en aquella considerable estantería dedicada entera a la literatura erótica haya hoy poesía. Y no precisamente porque les disguste la poesía.

El género, que en España alcanzó cotas más que importantes de popularidad en los ochenta, ya no llena ni un estante. Se acabaron los tiempos en que la gente devoraba a nuestra Lolita, aquella Lulú que hizo grande a nuestra Grandes (Almudena). ¿Cuándo dejamos de leer literatura erótica?

¿Cuestión de necesidad?

"No hace falta, la novela usual está llena de erotismo", contesta Jesús Ferrero, autor de dos obras -Opium y Belver Yin (Siruela)- que, si bien el escritor rechaza catalogar como eróticas, para muchos son parte del género. Para Ferrero, el erotismo como género respondía a una necesidad: "La literatura ya es mucho más abierta y el género no es necesario". ¿Muerto el perro, se acabó la rabia?

No hace falta el género, la novela usual está llena
de erotismo

Sin embargo, el editor de Irreverentes y autor de Putas de fin de siglo, Miguel Ángel Rus, señala la gran cantidad de visitas que recibe en su web la colección dedicada a literatura erótica, Incontinentes. De hecho, apostaron tanto por el erotismo en tiempos en los que los felices ochenta ya habían pasado de largo, dado el interés que comprobaron (es lo que tiene la web, se cuantifican la visitas) suscitaba.

Quizá el género no se necesite y viva libre en casi cualquier obra, pero quizá también siga gustando y pueda optar a un hueco, igual que el terror o la historia, que siendo muchas veces ingredientes de otro tipo de libros siguen teniendo su propio género.

"El error es pensar que literatura erótica es literatura de poca calidad. Como un polvo rápido"; la autora de Diario de una ninfómana (Plaza & Janés), Valérie Tasso, plantea una vuelta a la literatura erótica, pero, eso sí, a la buena. Cita aquí, y no es la única, a la reina del género: Anaïs Nin.

Si pensamos en ella o en Choderlos de Laclos, incluso en el marqués de Sade, entonces tal vez pensemos que no es sólo cuestión de necesidad y ruptura o de que el espacio del erotismo sea ahora la web, sino simplemente de buena literatura.

El error es pensar que literatura erótica es literatura de poca calidad. Como un polvo rápido

En esta lucha por la superviviencia del género se encuentran algunas editoriales y autores, al margen de los sellos homosexuales, sobre todo Odisea, donde erotismo (y porno) gozan de excelente salud.

Supervivientes

La gran veterana, La Sonrisa Vertical (Tusquets), que, aunque no se prodiga ni tiene ya premio que dar (la falta de calidad de los originales marcó su fin), aún edita algunos títulos, como la novela de Valentina Maran, El hombre que me baña, o la sátira que Francis Levy hace en Erotomanía.

Por su parte, Irreverentes, además de su colección dedicada al género, Incontinentes, ha creado un Premio de Novela Erótica.

Otro de los más recientes intentos nos lo da la poesía, donde quizá más a resguardo se halle el género. Es la cuarta antología poética que de Aldea poética publica Ópera Prima y que bajo el título Poesía lúbrica ha recogido versos de Munárriz, Aute, Belén Reyes y Luis Alberto de Cuenca, entre otros. El fin, similar al de toda literatura erótica que se precie: un orgasmo, pero poético.

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