Schroeder, baza de su partido ante Merkel, favorita sin carisma

Todas las encuestas muestran que, en caso de que hubiera una elección del canciller por voto popular directo, Schroeder arrasaría frente a Merkel en las elecciones. Las razones de ello están en buena parte en la personalidad de ambos candidatos.
Los candidatos
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Schroeder suele representar el papel de político abierto a los ciudadanos, que busca la cercanía y la confianza y, a veces, sobre todo en época de campaña, suele tratar a sus interlocutores casi como si fueran amigos de toda la vida.

Merkel, en cambio, es una persona distante, reservada, de quien sus críticos más acérrimos dicen que del hecho de haber crecido en la extinta República Democrática Alemana (RDA) le quedó la costumbre de desconfiar de todo el mundo. Por ello, la Unión Cristianodemócrata (CDU), el principal partido de oposición, ha procurado constantemente evitar que la comparación entre los dos candidatos se convierta en un tema dominante de la campaña y ha hecho énfasis en el equipo que acompaña a Merkel y en el programa del partido.

El Partido Socialdemócrata (SPD) ha tratado, en cambio, de poner a Schroeder en primer plano y en la recta final esa estrategia le ha permitido recortar considerablemente la distancia en las encuestas frente a la CDU. El duelo televisivo -hubo uno solo pues la CDU decidió esquivar un segundo- le costó puntos a Merkel, al igual que muchos errores en la fase final de la campaña que fueron explotados despiadadamente por Schroeder como la confusión, en dos ocasiones, entre salarios netos y salarios brutos.

Todo eso ha hecho que una ventaja que parecía segura se reduzca y que ahora incluso haya dudas de que la CDU y su socio potencial de coalición, el Partido Liberal (FDP), logren una mayoría suficiente para gobernar.

Ante esa situación, una de las cartas que ha empezado a jugar Merkel es la de asegurar reiteradamente -el sábado lo volvió a repetir en Bonn- que pase lo que pase este domingo, en cualquier caso Schroeder no tendrá ningún papel en el futuro porque en ninguna de las constelaciones posibles hay espacio para él.

Merkel apoya esa afirmación en que las encuestas dejan abiertas o bien la posibilidad de una coalición entre la CDU y el FDP o bien una situación en la que ni ésta alianza ni la que actualmente gobierna, de socialdemócratas y verdes, tendría mayoría para gobernar.

Para este último caso, Merkel pinta el fantasma de que los socialdemócratas sumen a la alianza al postcomunista Partido de la Izquierda, pese a que Schroeder haya descartado por activa y por pasiva esta posibilidad.

"Después del 18 de septiembre, Schroeder ya no desempeñará ningún papel dentro del SPD", advierte Merkel.

Schroeder, que en la recta final de la campaña se ha quedado ronco de tanto hablar en actos electorales, ha apelado a sus seguidores a movilizarse mañana masivamente puesto que las elecciones, según su opinión, aún no están decididas. "No os preocupéis por mi futuro, mi futuro es seguir siendo canciller", dijo durante un acto electoral en Fráncfort, aludiendo indirectamente a rumores acerca de que, para el caso de una derrota, ya tenía asegurado un puesto en un banco de inversiones que le pagaría un sueldo millonario.

"La madurez democrática de los alemanes está tan desarrollada que quienes creen que pueden manipularla recibirán una lección mañana", añadió.

Contra la confianza de Schroeder en su capacidad de captar votos -"a la hora de la verdad, siempre he ganado", dijo hace tres años cuando también estaba por debajo en las encuestas- habla en esta ocasión el ansia de cambio que parece haber en la sociedad. Paradójicamente, ese anhelo de cambio ha sido creado por el propio Schroeder al haber despertado en buena parte de la población la conciencia de que es necesario un proceso de reformas para salvar el estado de bienestar.

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