Una historia española a bordo del Titanic

  • El español Víctor Peñasco falleció en el ‘Titanic' tras ceder su lugar en un bote salvavidas a una mujer con un bebé en brazos.
  • Charlamos con su sobrina, Elena Ugarte, que nos narra cómo vivió su tía la experiencia del naufragio más famoso.
Elena Ugarte señala el nombre de su tío en la lista de pasajeros.
Elena Ugarte señala el nombre de su tío en la lista de pasajeros.
JORGE PARÍS
Elena Ugarte señala el nombre de su tío en la lista de pasajeros.

"Primero se embarcaron señoras y niños, luego los caballeros. Pero el tío Víctor, en el momento de subirse al bote número ocho, cedió el sitio a una mujer, probablemente de tercera clase, y su bebé". Elena Ugarte se lo oyó a su madre. Ésta, a la viuda. "Después de muchos años, la tía Pepita, que estuvo traumada sin hablar nada del Titanic, en el velorio de mi abuelo se lo contó a mi madre. Lo había tenido en secreto".

"El tío Víctor" era el español Víctor Peñasco, tío abuelo de Elena Ugarte. En 1912, cuando tenía 24 años, se encontraba en París de viaje de novios con María Josefa, "la tía Pepita", de 22. «Antes de salir, mi bisabuela, la madre del tío Víctor, les dijo que podían hacer el viaje de novios que quisieran, pero que no se embarcasen», relata Elena. "Tenía una premonición".

Para no disgustarla, la pareja compró tarjetas postales calculando el tiempo que iban a estar en el Titanic y luego en Nueva York, y las rellenaron con textos y fechas. "Dejaron al mayordomo en París. Eulogio echaba allí las postales para que las recibieran en Madrid".

Al hundimiento del barco más grande y lujoso construido entonces, el 15 de abril de 1912, sobrevivieron María Josefa y su doncella, que viajaba con ella y su marido en primera clase. Al llegar a Nueva York, ambas se alojaron en el hotel Plaza. "La doncella tenía que ir a los muelles a reconocer los cadáveres", dice Elena. Pero el cuerpo de Víctor nunca se encontró.

De acuerdo con las leyes de la época, María Josefa no podía contraer matrimonio de nuevo. Por eso, la que entonces era su suegra compró un certificado de defunción. "En agosto apareció un bulto flotando e hicieron ver que era el tío Víctor", relata Elena. Así, "la tía Pepita pudo rehacer su vida".

María Josefa murió a finales de los años setenta. Aún recordaba la última frase que pronunció su primer marido al despedirla en medio del Atlántico Norte: "Pepita, que seas muy feliz".

Recuerdos de un naufragio

Elena Ugarte recibió a 20 minutos en una de las salas de Titanic. Objetos reales, historias reales, una exposición ubicada en la madrileña plaza de Colón con más de 230 piezas rescatadas del barco. Al cuello llevaba un colgante de oro con las iniciales V. P. que perteneció a su tío abuelo Víctor Peñasco.

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