El joven rumano Nicolai, de 32 años, quien secuestró durante siete horas a los propietarios de un bar de San Pedro del Arroyo (Ávila) el pasado 23 de mayo movido por la desesperación de su situación económica -no tenía trabajo, dinero ni vivienda- ha sido condenado a dos años de cárcel por dos delitos de detención ilegal en los que concurren la "circunstancia eximente incompleta de estado de necesidad".
Esta condena ha sido impuesta tras un acuerdo entre la Fiscalía y la defensa de Nicolai, por lo que no se ha celebrado finalmente el juicio señalado para hoy en la Audiencia Provincial, según declaró a la Agencia Ical el abogado defensor del joven rumano, Arturo Familiar.
Familiar recordó que la Fiscalía pedía cuatro años de prisión por cada uno de los delitos de detención ilegal, es decir, ocho años en total, y aseguró que "hay que valorar las hechos y circunstancias que rodean este caso". En este sentido, señalaron que Nicolai estaba "sin trabajo, sin dinero y sin un sitio para vivir" en una situación desesperada.
Además de la pena de cárcel, Nicolai deberá abonar al matrimonio 25 euros en concepto de indemnización por la rotura del cristal de la ventana del bar que rompió con una botella.
Nicolai llegó a San Pedro del Arroyo, un pueblo de 470 habitantes situado a 23 kilómetros de la capital, procedente de Ávila un mes y medio antes, aproximadamente, de secuestrar al matrimonio en el bar.
El joven malvivió en San Pedro del Arroyo durmiendo en un viejo coche aparcado en un patio utilizado como trastero y gallinero en los meses previos al secuestro del bar. Trabajaba de vez en cuando en la construcción, pero apenas ganaba lo suficiente para mantenerse. Estaba "desesperado" por ganar dinero y poder enviarlo a su país, donde mantenía a su madre y a su hermana pequeña para pagar la hipoteca de éstas.
No quiere salir de la cárcel
Según su abogado defensor, Nicolai "está muy contento" con esta condena porque "no quiere salir de la cárcel hasta que no encuentre trabajo". "Está muy tranquilo, pero también muy preocupado por su futuro. Él dice que si le ponen en libertad, no tiene dónde ir, dónde dormir ni qué comer", añadió. "Su trabajo ideal: el de vigilante de seguridad", ya que Nicolai trabajó en Rumanía como agente de la Guardia Rural -cuerpo similar a la Guardia Civil- que "se extinguió, y el Estado dejó a Nicolai en la calle, sin indemnizaciones".
En los seis meses que Nicolai lleva encarcelado en Segovia, no ha recibido la visita de
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