Cientos de sevillanos llegaron tarde ayer a sus trabajos o a dejar a los niños en el colegio, sufrieron el agobio de unos autobuses abarrotados y se desesperaron aguardando en las paradas. Las bajas de unos 200 conductores provocaron el caos en la ciudad, sobre todo en las horas punta, ya que sólo unos cien vehículos de los 310 habituales salieron a la calle, es decir, un 33%.

Los empleados que no acudieron a trabajar adujeron sufrir "estrés y nerviosismo" tras conocer el suicidio de José Luis Alonso, uno de los compañeros acusados de destrozos en los vehículos de Tussam durante los actos vandálicos que se registraron en la huelga del sector en 2007.

Después, más de un centenar de trabajadores de la empresa pública de transporte se concentraron ante las puertas del Ayuntamiento y, bajo una fuerte vigilancia policial, lanzaron consignas de apoyo a la familia y de repulsa contra el equipo de gobierno y la directiva de Tussam, pues consideran que el expediente abierto durante "un año y medio" contra ocho empleados es el "detonante" de lo sucedido.

El comité de empresa contó, para explicar la difícil situación por la que atravesaba el fallecido, que hace dos semanas sufrió un episodio de enajenación que le hizo llevarse el autobús que conducía hasta un área de descanso cerca de Las Pajanosas, en Guillena. "Más de tres horas estuvo ilocalizado, y cuando se dio cuenta de lo que había hecho se puso a llorar y llamó al 112 porque no se podía mover".

Dijo también que "cuando volvió, el servicio de prevención le hizo un análisis de orina para ver si estaba drogado, y le dijeron que al día siguiente tenía que trabajar, cuando esa misma noche estuvo hospitalizado por su estado de estrés y nerviosismo".

El sindicato ASC ha interpuesto una querella criminal contra el vicepresidente y el gerente de la empresa al considerar que "esto es un homicidio causado por su culpa".

Los responsables de Tussam, por su parte, aseguraron que no habían sido más de 50, de los 1.200 empleados que tiene la empresa pública, los trabajadores que se dieron de baja por ansiedad y recordaron que no se habían tomado aún medidas disciplinarias contra el empleado fallecido a la espera de que la justicia se pronunciara sobre los sucesos de aquella huelga.CONSULTA AQUÍ MÁS