Amenazas como "a qué viene mi padre" o "el único que sobra aquí eres tú, gilipollas" son algunas de las lindezas con las que los alumnos coaccionan al profesorado, según el informe anual del Defensor del Profesor que presentó este jueves el sindicato Anpe. El estudio revela que los chavales están cada vez más respaldados por sus progenitores cuando se rebelan contra el maestro.

El servicio de atención telefónica a docentes, puesto en marcha hace ahora tres años, ha atendido en Madrid a un total de 5.517 profesores, 2.175 de los cuales contactaron con éste a lo largo del curso 2007/2008 (un 15% más que el año anterior).

Además de las dificultades para mantener el orden en el aula, que centra el 40% de las consultas, los profesores se enfrentan a un problema en auge: la coacción de los padres.

Las consultas relacionadas con denuncias de padres casi se han triplicado en sólo un año, pasando del 9% al 24%. "Ni ponen límites a sus hijos ni permiten que se los ponga nadie", dice Anpe.

Los profesionales aseguran que tanto la Administración (11%) como la dirección de los centros (33%) socavan su autoridad y priorizan las quejas de los progenitores sin escuchar su versión.

Otras consultas que suben son las relacionadas con material difundido a través de Internet, del 5% al 6%, y sólo las agresiones dan un respiro y bajan un punto porcentual, del 9 al 8%.

Problemas en Primaria

El 50% de los profesores que contactaron con el servicio eran de Secundaria (donde sigue registrándose la mayor conflictividad). Aun así, el curso pasado hubo un descenso del 5% en llamadas relacionadas con este nivel.

Pero llama la atención la subida en Primaria, de tres puntos porcentuales. En este nivel (6-12 años), el 34% de los docentes se sienten incapaces de hacer frente a problemas de comportamiento en las aulas, sobre todo debido a la "actitud sobreprotectora de los padres", explica Anpe.

De baja por depresión

Un 13% de los docentes asistidos por el Defensor tuvieron que solicitar la baja médica durante el curso 2007/2008. Además, el 46% presentaba cuadros de ansiedad y un 22%, de depresión. Todo ello derivado de situaciones de «agresividad creciente» en las aulas y de faltas de respeto a los profesores. Éstos ya están acostumbrados a alumnos que llegan tarde, se ponen a cantar en clase, hablan por el móvil o directamente los insultan y arrojan objetos (las sillas). Según denunció Anpe, el decreto de convivencia de 2007 está lejos de cumplirse.