"Adiós de parte del mayor contaminador del mundo", aunque parezca mentira, el presidente de los EE UU, George Bush, se despidió, entre carcajadas, de la cumbre del G-8 en Japón con esta sorprendente frase.
La reacción de todos los presentes, entre ellos, Gordon Brown y Nicolas Sarkozy fue de total incredulidad, ya que Bush acompañó sus palabras con un puñetazo al aire, como si fuera un boxeador antes de una pelea.
Bush, cuyo segundo mandato terminará a finales de este año, entonces dejó la reunión celebrada en un hotel de lujo de la región montañosa del lago Toya, en Hokkaido (norte de Japón), donde los líderes de los países más ricos del mundo han estado discutiendo nuevas formas de reducir a la mitad la emisión de gases de efecto invernadero.
Uno de las personas que fue testigo de la rocambolesca escena dijo, "todo el mundo se quedó muy sorprendido con que hiciese una broma sobre el récord estadounidense en polución", según publica el Daily Telegraph.
La Casa Blanca tuvo que pedir disculpas y alegó que los periodistas habían confundido las palabras del presidente.
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