Austria revive la pesadilla del caso de Natascha Kampusch, dos años después

  • La liberación de Elisabeth Fritzl, tras 24 años de cautiverio, trae a la memoria de los austriacos el caso Kampusch.
  • Natascha se ofreció para ayudar a la mujer liberada.
  • Los casos tienen similitudes pero también diferencias: Natascha fue liberada con 18 años; Elisabeth fue secuestrada con esa edad.
  • Los secuestradores también eran diferentes: el de Natascha jamás tuvo novia, mientras que el de Elisabeth era un Don Juan.

La austriaca Natascha Kampusch, que permaneció secuestrada durante ocho años, se ofreció para ayudar a Elisabeth Fritzl, recientemente liberada tras 24 años de cautiverio, a superar su situación. Fritzl está muy desmejorada (aparenta 20 años más, tiene el pelo muy blanco y la piel casi transparente) y sufre un grave trastorno de la personalidad, según los psicólogos.

Ambos casos han conmocionado a la opinión pública internacional y al país centroeuropeo, que revive estos días la pesadilla del caso Kampusch.

  • Natascha Kampusch

    Secuestro de Natascha

    • Natascha fue secuestrada cuando tenía ocho años.
    • La Policía interrogó al secuestrador un mes después.
    • Tres años después, investigaron una posible implicación de la madre de Natascha en su desaparición.
    • El secuestrador no tenía parentesco alguno con la víctima.
  • Elisabeth

    Secuestro de Elisabeth

    • Elisabeth fue secuestrada cuando tenía dieciocho años.
    • La Policía no sospechó de su padre en ningún momento.
    • Su familia aseguró que estaba en una secta y nadie la buscó durante los años que estuvo retenida.
    • El secuestrador y violador era el propio padre de la víctima.
  • Secuestrador de Natascha

    Cautiverio de Natascha

  • Josef

    Cautiverio de Elisabeth

    • Elisabeth fue retenida 24 años (de los 18 a los 42 años).
    • Jamás pudo salir del zulo en el que estaba recluida durante los años que duró su secuestro.
    • Su padre abusó de ella repetidas veces y ambos tuvieron 7 hijos.
    • Le proporcionaba ropa y comida para ella y para los tres hijos que permanecían retenidos en el calabozo subterráneo.
  • Zulo

    Zulo de Natascha

    • Era un escondite de 3 metros de largo, 1,6 metros de ancho y 2 de profundidad.
    • Estaba cavado a partir de la fosa de un garaje y se accedía a él a través de un hueco de cincuenta por cincuenta centímetros, se cerraba con una puerta de caja fuerte y un sistema electrónico.
    • No tenía ventanas.
    • Había una cama y una pequeña estantería con libros infantiles y de adultos, una radio y un televisor.
  • Zulo

    Zulo de Elisabeth

    • Medía unos 60 metros cuadrados y 1,70 metros de alto.
    • Estaba tras una estantería en el garaje. Sólo se podía acceder a través de una pequeña puerta que se abría tras la introducción de un código secreto que únicamente el captor conocía.
    • No tenía ventanas.
    • Había un par de dormitorios, una cocina y un cuarto de baño, además de una televisión y una radio.
  • Natascha

    Liberación de Natascha

    • Natascha huyó después de ganarse la confianza de su secuestrador.
    • Limpiaba el coche de su captor cuando a éste le llamaron al móvil. Se alejó un poco y la joven huyó.
    • Tras el suicidio de su secuestrador, aseguró que "lo sentía" porque había sido "parte de su vida".
  • Interrogación

    Liberación de Elisabeth

    • Elisabeth fue liberada por su padre pocos días antes de la detención de éste.
    • Una de las hijas de ambos, que también permanecía retenida, enfermó de gravedad y hubo que llevarla al hospital.
    • No tenía historial médico. Ese dato dio la pista a la Policía, que terminó por detener a Josef Fritzl.

Después de ser liberada, Natascha Kampusch ofreció numerosas entrevistas a los diarios y a la televisión a cambio de sumas millonarias de dinero. Desde entonces, ha sido una fuente inagotable de noticias: ya sea por la agresión de su padre a un periodista, por el primer viaje al extranjero de la joven, por el libro publicado por su madre, o por su primer beso tras la liberación.

Natascha, que según su padre vivió un segundo secuestro tras su huida y que al principio sufría agorafobia, anunció que tenía intención de comprar el zulo en el que fue retenida, al que se refirió en numerosas ocasiones como "mi habitación".

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