Condenan a 14 años de prisión a un padre por violar a su hija menor de edad

  • La niña tenía entonces once años de edad.
  • La amenazó con romperle los dientes y cortarle las manos.
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Un vecino de Pamplona de 37 años, natural de la República del Congo, ha sido condenado a
catorce años de prisión por violar a su
hija, que entonces tenía once años, y a
veinte meses de cárcel en total por dos delitos de
maltrato en el ámbito familiar cometidos también contra ella.

La sentencia, dictada por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, le prohíbe también acercarse a la niña a menos de 500 metros y comunicarse con ella durante ocho años, por el delito de violación, además de establecer una indemnización de 18.000 euros.

Por cada uno de los dos delitos de maltrato, le impone diez meses de cárcel, la privación de tenencia y porte de armas por dos años, y la prohibición de acercarse a su hija a menos de 500 metros y de comunicarse con ella durante dos años.

Agresión sexual y maltrato

La sentencia considera probado que el procesado llegó a España en 1998 y, tras legalizar su situación en 2001, procedió a traer del Congo a su esposa, de la que actualmente se encuentra en trámites de separación, y a sus dos hijos, un chico y una chica que en la actualidad tienen 14 y 13 años, respectivamente.

Cuando se reagruparon, agrega la sentencia, se apreciaron "graves problemas de convivencia" con su esposa, quien, tras denunciarle varias veces, se trasladó finalmente a otro domicilio junto con sus tres hijos, los dos citados y una niña que la pareja tuvo en 2003.

La sentencia establece que el procesado, entre septiembre y noviembre de 2004, llegó al domicilio cuando su hija estaba sola y "sin mayor motivo" le dio una bofetada, la arrastró hasta su habitación y la empujó contra la cama, atándola con unas cuerdas por las muñecas "sin hacer caso de los lloros y gritos de la niña".

Entonces, el padre penetró en dos ocasiones a la menor, a quien dijo que si contaba lo sucedido "le rompería los dientes para que no pudiera hablar y le cortaría las manos para que no pudiera escribir". La niña, que no contó los hechos hasta mayo de 2006, sufrió como consecuencia de lo ocurrido "graves problemas de adaptación y sintomatología depresiva".

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