Arrepentido, antes de volver a la casa de su familia el viernes por la tarde, se autolesionó con una navaja y contó que le habían secuestrado. Esa misma noche, el hombre explicó a la Ertzaintza que los ocupantes de un vehículo le habían abordado en una calle en la tarde del jueves.
Según relató, le obligaron a meterse en el coche a punta de pistola y le llevaron hasta una habitación. Allí le robaron la cartera con 880 euros y le liberaron en la tarde del viernes. La Policía vio piezas que no encajaban y descubrió el montaje. El hombre confesó y está imputado por simulación de delito y denuncia falsa.
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