El museo La Neomudéjar despide el 2017 a lo grande con la inauguración de cuatro nuevas exposiciones que permanecerán abiertas hasta el próximo 11 de febrero.

La primera de ellas es Percepción y fragilidad del ser de Luisa Álvarez, que se compone de un recorrido por distintas piezas de neón y la instalación de vídeo y neón Redibujando el Guernica.

Según la propia artista: "con esta exposición me adentro en el mundo de la percepción y trato de exponer a través de piezas de luz de neón y vídeo las diferentes formas de percibir y en consecuencia interpretar del ser humano. Ante una imagen visual nos encontramos con una respuesta por parte del receptor condicionada por la estrategia publicitaria y por la propia visión personal. Ésto provocará que se generen interpretaciones o puntos de vista diferentes ante un mismo mensaje o señal".

Así por ejemplo en Coorporactivismo la artista quiere denunciar la esclavitud pasiva que vivimos condicionados por las marcas y entidades corporativas, y en el vídeo Percepción visual incluye testimonios sobre la percepción visual humana desde un punto de vista orgánico.

Quizás la pieza más especial sea Redibujando el Guernica, una reinterpretación en neón de la famosa obra de Picasso que se basa en el estudio del director de fotografía José Luis Alcaine que afirma que este cuadro se inspiró a su vez en la película Adiós a las armas.

Otra firma femenina, la de Shirin Salehi ocupa la Sala de las Flores del museo con su obra Una estancia mínima, una intervención que se construye en torno a la acción y el efecto de habitar.

Para su puesta en marcha, la artista ha necesitado un mes de residencia en La Neomudéjar construyendo piezas "en conversación" con la luz y con los rincones de la sala. Como soportes ha utilizado la grafía, el papel (japonés de fibras de kozo y madera), el cobre y, finalmente, la luz, que hace de escribiente sobre ellos.

En tercer lugar, el Inframundo de Francisco Santibañez, que se compone de más de 50 piezas –entre lienzos, sábanas y mantas- realizadas a lo largo de un año de residencia en este centro dedicado al arte de vanguardia.

Su trabajo se enmarca dentro del llamado Art Brut o arte marginal y con él concluye una trilogía en la que ha investigado sobre lo frágil, lo cruel y lo humano en nuestros tiempos.

Definido por la artista Paz Muro como "el nuevo Bosco del tenebrismo más actual", su particularísimos trabajos en blanco y negro "se impregnan de la realidad cruel de las guerras, los silencios de las víctimas y la fragilidad de unos seres inquietantes que observan la bestialidad humana", dicen los organizadores.

Por último, todo un veterano, el pintor Ángel Baltasar, quien en Huellas, heridas y ruinas hace un recorrido por toda su carrera desde 1977 a la actualidad. La exposición está compuesta por cerca de 30 obras creadas a lo largo de estos 40 años, algunas de las cuáles no se habían expuesto hasta la fecha.