El pueblo de Batea se quiere separar de Cataluña y pasar a pertenecer a Aragón

  • El alcalde de Batea (Tarragona) ha pedido una reunión con la Subdelegación del Gobierno para explorar la vías para ser territorio aragonés.
  • Los habitantes de Batea denuncian un largo historial de "discriminaciones, agravios y encontronazos con el Govern".
  • El alcalde critica que la gente de CDC "habla mucho de respeto a las resoluciones del Parlament, pero solo a las que les interesan a ellos".
Imagen del municipio de Batea, Tarragona.
Imagen del municipio de Batea, Tarragona.
ACN
Imagen del municipio de Batea, Tarragona.

Batea quiere explorar las posibilidades jurídicas que tiene el municipio para separarse de Cataluña y pasar a pertenecer a Aragón. Esta petición la ha realizado el alcalde de Batea (Tarragona), Joaquim Paladella, a la Subdelegación del Gobierno según publica el diario El Mundo.

Batea es una localidad de 2.000 habitantes ubicada en la comarca tarraconense de la Terra Alta, en la frontera con Aragón, y sus habitantes están "sopesando pedir ser territorio aragonés" y quieren que el subdelegado del Gobierno en Tarragona, Jordi Sierra, les informe sobre "las fórmulas jurídicas que existen, qué sistemas hay, para después decidir sobre la posibilidad de cambiar de comunidad".

El alcalde está a la espera de que la Subdelegación del Gobierno en Tarragona les dé una fecha para la reunión. La razón es lo que Paladella describe como un largo historial de "discriminaciones, agravios y encontronazos con el Govern". De hecho, asegura que los habitantes de Batea se sienten catalanes y no se quieren ir, sino que les echan.

Según el relato del alcalde, los "agravios" comenzaron en 1991, cuando su partido, la formación municipalista UPTA-PM (Unió Per la Terra Alta), alcanzó el poder en Batea y, en virtud de sus vínculos con el PSC, logró desplazar a la antigua Convergència.

La paciencia de los bateanos comenzó a agotarse en 2010, cuando se firmó un convenio con el Gobierno tripartito catalán (PSC-ERC-ICV) para la construcción de una residencia de 60 plazas concertadas.

A día de hoy, después de arduos tiras y aflojas con la Generalitat -que volvió a Convergència en las elecciones de ese mismo 2010- y pese a varias resoluciones del Parlament, el municipio sólo dispone de 30.

"La Consejería insiste en que no hay lista de espera, cuando a mí me consta que hay situaciones límite en el pueblo; de las 1.500 plazas que se conceden este año, ninguna será para Batea"."La gente está muy enfadada, nadie entiende nada, y hay mucha crispación sobre los postulados y el modo de obrar de lo que antes era Convergència... Esta gente habla mucho del respeto a las resoluciones del Parlament, pero sólo a las que les interesan a ellos", denuncia el alcalde.

"A mí no me sorprende nada la actuación del Govern convergente en el procés, lo veo como un movimiento de conveniencia, yo ya llevo muchos años en política y durante las procesiones de fiestas he visto cómo los líderes convergentes cambian en los balcones las banderas españolas por las independentistas".

Paladella insiste en que la relación con Barcelona ha resultado siempre difícil porque no son "de su cuerda" y que los enfrentamientos son constantes. "Ahora están con los parques eólicos, que nos quieren imponer sí o sí, sin que podamos decir nada, sin que podamos analizar detenidamente las contraprestaciones, sin garantías de nada... Normal que estemos más que hartos", dice.

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