El taller de Pablo Bruera en Barcelona, una puerta abierta al arte abstracto

  • Este artista uruguayo da a conocer su obrador al público para enseñar cómo crea sus esculturas.
  • El taller de Pablo Bruera está situado en el barrio del Poblenou de Barcelona.
  • Sus obras son interactivas y están pensadas para que el espectador mueva las piezas y cree nuevas rimas y armonías.
El escultor Pablo Bruera en su taller del Poblenou.
El escultor Pablo Bruera en su taller del Poblenou.
HUGO FERNÁNDEZ
El escultor Pablo Bruera en su taller del Poblenou.

En el barrio del Poblenou de Barcelona, ubicada muy cerca del mar, hay una antigua fábrica textil donde el volumen y el espacio cobran un nuevo sentido. Ahí se encuentra el taller de Pablo Bruera, un escultor abstracto de origen uruguayo que vive en la ciudad desde hace 16 años. Decidió venir a Europa para estar conectado con la historia del arte del continente, conocer nuevas corrientes y seguir impulsando su carrera. Todo ello, con el objetivo de crear obras nuevas y con ellas, «ganarle un poquito a la muerte», comenta.

«No tengo muy claro para qué sirve el arte, pero sí sé que es una necesidad del artista de crear e intentar perdurar en el tiempo», explica el escultor, que añade que además de esta vertiente egoísta hay otra de compartir con el público las esculturas y buscar un retorno. En este sentido, Pablo Bruera, desde su taller ubicado en el número 5 de la calle Fernando Poo de Barcelona, ha optado por abrir las puertas de su obrador, para dar la posibilidad de visitarlo y enseñar el proceso de creación de una obra.

«Me gusta romper con eso tan formal de que parece que da temor entrar en una galería», afirma el escultor, que añade que en su taller se pueden ver desde las esculturas terminadas hasta los materiales, pasando por las herramientas, los bocetos y las maquetas de cartón.

Líneas, planos, volúmenes, movimiento. Todos esos conceptos se pueden conocer en profundidad en el taller de Pablo Bruera. Este artista se ha formado con Guillermo Fernández, alumno de Joaquín Torres García, creador del universalismo constructivo. A la vez, se inspira en el arte cinético del artista venezolano Carlos Cruz-Diez. Como resultado de todo ello se pueden apreciar unas obras donde lo importante no solo es lo que se ve, sino también lo que se intuye.

En este caso, Bruera crea sus esculturas a partir de planchas de metal. Idea diferentes piezas para intentar enmarcar el vacío y conseguir que el espacio también forme parte de la figura. Cada una de estas piezas, además, se pueden mover e invitan al espectador a modificar la obra. «Mi intención es que la gente no lo haga solamente como un juego, sino que a través del movimiento de los planos identifique nuevas rimas y armonías». Con todo ello, el artista piensa las esculturas teniendo en cuenta no solo una combinación, sino 1.000 posibles.

Un espacio abierto al público

Imagen del taller de Pablo Bruera, ubicado en Barcelona

Pablo Bruera propone un recorrido para que el visitante conozca todo el proceso de creación de una obra de arte. Se empieza con las máquinas que sirven para cortar y soldar el metal, los bocetos de las esculturas, las maquetas de cartón hechas a pequeña escala y se acaba con las obras.

Esculturas interactivas

A diferencia de la mayoría de obras de arte, las esculturas de Bruera se pueden tocar. Están hechas con piezas móviles que permiten crear combinaciones nuevas. La gracia del juego está en encontrar armonías entre las líneas y que el espectador se convierta, así, en artista.

‘Sensual’

Escultura de Pablo Bruera que forma parte de la colección 'Sensual'.

En la imagen de arriba se puede ver una escultura que forma parte de la colección Sensual. A partir de una serie de piezas de madera, que tienen una determinada

forma, Bruera crea la figura de una mujer reclinada. En este caso, a partir de formas abstractas, el artista consigue una obra figurativa.

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