Si bien la XVII Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, que finaliza este sábado, celebró una sesión plenaria con la cohesión social como lema, fueron las palabras subidas de tono del venezolano Hugo Chávez, las imprevistas disculpas del argentino Néstor Kirchner al Rey de España y la bronca papelera las que dominaron la jornada. Por primera vez, los líderes iberoamericanos se reunieron en un cónclave improvisado para debatir con más libertad problemas regionales en un momento de ambiente político crispado.

Y es que las duras palabras pronunciadas por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien dijo en un discurso en la que la patronal española está entre quienes "apoyaron el golpe de 2002" que le derrocó "durante 48 horas", fueron criticadas por el Gobierno español, quien defendió que las relaciones entre los países deben estar siempre "fundamentadas en términos ponderados y siempre respetuosos".

Durante su discurso, el dirigente venezolano dijo que "por aquí leo que el presidente de la patronal española vino a la Cumbre a una reunión de empresarios a manifestar preocupación por Venezuela. Son los mismos que apoyaron el golpe de abril... la derecha española". Estas palabras vinieron como respuesta a las declaraciones ofrecidas el pasado miércoles por el presidente de los empresarios españoles, Gerardo Díaz Ferrán, quien expresó su preocupación por la situación de las inversiones en países iberoamericanos como Venezuela, Bolivia y Ecuador, "nada atractivos" debido a su inseguridad jurídica.

"Elitesco"

Las críticas de Díaz no pasaron desapercibidas a Chávez: "Los empresarios vienen a recomendarnos y decirnos en documentos que el libre mercado es la solución", matizó, al tiempo que rechazó rotundamente, y "en nombre de Venezuela" estas declaraciones, añadiendo incluso que "vienen a pregonar el libre comercio y atacarnos a nosotros". En este sentido, calificó a " esos empresarios" de "elitesco" y afirmó que están "detrás del consenso de Washington, que quiere extender la " larga noche neoliberal".

Las fuentes del Gobierno español se limitaron a señalar que es conocida la actitud de la diplomacia española sobre la forma en que se deben desarrollar las relaciones entre países, y máxime siendo amigos. En ese contexto, subrayaron que las relaciones entre países y entre líderes de los mismos deben estar fundamentadas en "expresiones y términos ponderados y siempre respetuosos".

Kirchner se disculpa ante el Rey

Al poco, Néstor Kirchner, se disculpó ante el monarca español y le mostró su dolor, pero por otro motivo, el derivado por el hecho de que el conflicto de las papeleras haya copado, en gran medida, esta Cumbre Iberoamericana. "Su Majestad, quiero pedirle disculpas porque en su momento le pedí que facilitara, que mediara" en el conflicto generado por la construcción de dos papeleras en una zona uruguaya fronteriza con Argentina, que derivó en una crisis entre los dos países que ya se prolonga por tres años.

El presidente argentino elogió el "tremendo esfuerzo" hecho por el monarca español, que asumió la tarea que le pidió "sin reparar en los costes que podía tener". Kirchner aludió así indirectamente a la puesta en marcha, la noche del jueves, de la papelera de la empresa finlandesa Botnia, que encendió sus motores casi al mismo tiempo que el líder argentino se fundía en un abrazo con el uruguayo Tabaré Vázquez, con quien no se hablaban desde hace casi dos años. Y es que, aunque no estaba en agenda, este asunto ha sido uno de los grandes debates originados en los "entre telones".

"Quien calla, otorga"

Las palabras del dirigente venezolano, quien sus discursos nunca pasan desapercibidos, sobre el ex presidente del Gobierno, José María Aznar tuvieron una rápida respuesta. Así, el portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, consideró que estas críticas son "absolutamente intolerables" y exigió al Gobierno una "firme protesta por semejante disparate".

Arístegui señaló que Chávez "no puede permitirse el lujo" de llamar "fascista" a Aznar y de acusar a la patronal española de estar entre quienes apoyaron el golpe de Estado que le derrocó en 2002. "Me parece increíble que el Gobierno no haya parado los pies de manera absolutamente clara a Hugo Chávez", ha criticado el diputado del PP, que, no obstante, no se ha mostrado "extrañado" porque, según ha dicho, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, "nos llamó golpistas en noviembre de 2004". "Es evidente que quien calla otorga", ha apostillado.