Letizia impide que la princesa japonesa Masako la salude con una reverencia en su encuentro

La reina Letizia saluda con dos besos a la futura meperatriz de Japón, la princesa heredera Masako, después de evitar una reverencia de esta.
La reina Letizia saluda con dos besos a la futura meperatriz de Japón, la princesa heredera Masako, después de evitar una reverencia de esta.
EFE
La reina Letizia saluda con dos besos a la futura meperatriz de Japón, la princesa heredera Masako, después de evitar una reverencia de esta.

Los reyes de España, Felipe y Letizia, se encuentran estos días de viaje oficial en Japón, uno de los pocos que la regia pareja ha protagonizado desde que hace casi tres años subieran al trono.

En esta ocasión, como en todos sus desplazamientos, no han faltado las anécdotas y escenas curiosas, entre ellas, el habitual intercambio de regalos entre las dos casas reinantes. Los reyes españoles, tirando de marca, han regalado a los emperadores japoneses aceite de oliva.

Por su parte, Akihito y su esposa Michiko entregaron a Felipe VI una vasija de cerámica, y a la reina Letizia un ovillo de seda, un bolso y un joyero. Un arreglo floral encargado por la emperatriz aguardaba también a la Reina a su llegada al hotel Imperial de Tokio donde se hospeda la pareja española.

El ovillo -con hilos producidos por los gusanos de seda que cuida la propia Michiko en el Palacio Imperial de Tokio- contiene la cantidad necesaria para confeccionar un vestido, ha explicado la Casa Imperial nipona. Además de un joyero de flores decorado con pan de oro, la esposa de Felipe VI recibió un bolso de Saga Nishiki, un tejido resistente y muy elegante utilizado tradicionalmente para la fabricación del obi - fajín de tela de los kimonos japoneses-.

Otro momento curioso del viaje lo ha protagonizado el popular androide Asimo, que este miércoles ha dado la bienvenida a los Reyes de España con un apretón de manos en su visita al Museo de la Ciencia Emergente y la Innovación (Miraikan), durante la que han conocido los principales proyectos de cooperación científica bilateral y los últimos avances de Japón en este terreno.

Pero el momento más entrañable del viaje, hasta la fecha, lo ha protagonizado uno de los miembros más delicados y herméticos de la familia real nipona: la princesa Masako, que desde hace años tiene una reducidísima agenda oficial debido a sus problemas de salud, marcados por una severa depresión.

Tímida y de aspecto delicado, Masako esperaba a los reyes en el Palacio Imperial para saludarlos. Pero los españoles han roto el protocolo (sobre todo Letizia) al saludar a la japonesa. El rey ha intentado sin éxito evitar la reverencia de la que será la futura emperatriz de Japón, pero Letizia la ha abortado de lleno.

Cuando Masako se ha acercado reverencial a la reina española, esta ha impedido que se inclinara ante ella y, por el contrario, la ha saludado con dos cariñosos besos en la mejilla, lo que denota la cercanía entre ambas.

Las dos mujeres forman parte de un secreto círculo de amistad y tienen un nexo muy importante en común: son íntimas amigas de la reina de Holanda, Máxima, con la que comparten el nexo de haber llegado al trono sin poseer sangre noble. De hecho, uno de los escasos viajes internacionales que han sacado a Masako de Japon en las últimas dos décadas fue el que la llevó a Holanda para asistir a la boda de la argentina con el entonces heredero holandés.

La cercanía es tal, que Masako ha vuelto a sorprender asistiendo a la cena de gala ofrecida por el emperador a los monarcas españoles, algo inusual en la princesa. Letizia ha brillado gracias a un espectacular diseño que guarda con mimo en su armario y que, eso sí, ha evidenciado la delgadez extrema de la reina española.

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