Faustino Calderón: "Causa más impresión cuando los pueblos han muerto sin ellos quererlo"

Faustino Calderón, el turista de los pueblos deshabitados.
Faustino Calderón, el turista de los pueblos deshabitados.

Faustino Calderón
Faustino Calderón, el turista de los pueblos deshabitados.

Se llama Faustino Calderón. De lunes a viernes conduce una barredora por las calles de la capital, pero los fines de semana se dedica al que es su hobby desde hace 28 años, visitar pueblos abandonados, buscar en los alrededores al último habitante y pedirle que le cuente cómo se vivía en aquel lugar para que que no se pierda la memoria rural. Ha visto cómo se derruía una ruina en frente a la que le cobijaba de una tormenta, le han mordido perros abandonados y ha sufrido caídas aparatosas de muros desgastados. Y escribe lo que le cuentan los últimos moradores en su blog, 'Los pueblos deshabitados', que dedica "a todos los que tuvieron que marchar".

La entrevista sucede a la información de que en España la mitad de los municipios están en riesgo de extinción.

Crisis y suicidio demográfico, así definen algunos que haya en España 4.000 municipios en riesgo de quedarse deshabitados. Le vamos a dar mucho trabajo…

Sí, y la cifra puede ir a más, porque lógicamente los pueblos se siguen vaciando. Hay tendencia a venir a la ciudad y en algunos pueblos solo queda la población envejecida. Cuando fallezcan o los familiares se los traigan a la ciudad se quedarán deshabitados. Pero están surgiendo pueblos de segunda residencia, por esas personas que van a recuperar la casa familiar para evadirse del ajetreo de la ciudad. Son pueblos de temporada, de fines de semana y verano. No vive nadie durante el año pero hay algo de vida en ellos.

¿Cómo se explica usted el fenómeno de la despoblación en España?

Empezó en los sesenta y sigue. El problema está en la falta de ayuda de la administración, en que no haya servicios básicos, como luz, accesos apropiados, agua, que las escuelas estén a una hora de camino, el médico muy retirado... También hay algunos en los que el clima era severo y el terreno malo para agricultura. Allí crecieron familias con muchos hijos a las que no les daba para sostenerse, y los que emigraban traían noticias de la ciudad, de trabajos más llevaderos que el campo. Con el tiempo fueron arrastrando hasta a los padres con ello y les sacaron de esa vida ligada al campo y a la ganadería. Sigue faltando ayuda de la administración. No se puede vivir del campo si no es con subvenciones, sigue sin haber proyectos para que la gente se pueda asentar en los pueblos en condiciones. Ahora una persona con maquinaria hace lo que antes 40 en agricultura y no da para más. No hay industria, ni proyectos de atraer. El sistema educativo y sanitario sigue en las mismas condiciones, las escuelas se cierran y la gente se retrae. El médico les sigue pillando retirado. Ahí está gran parte del problema.

¿Cómo elige los pueblos que visita? ¿Dónde indaga?

Antiguamente por los pocos libros que había y mucha información oral de la gente. Tenías conocimiento de un pueblo porque te decían 'allí se ha quedado uno vacío' o 'allí viven solo dos'. Tenía mapas detallados y muy especializados que salían todas las aldeas, muchas veces iba un poco a ciegas, por intuición. Veías pueblos perdidos en el mapa y pensabas si no está abandonado poco le falta. Eso y la transmisión oral de la gente mayor. Ahora, con Internet se ha abierto la llave de conocimiento. Ya cualquiera ha hecho una ruta de senderismo por un pueblo abandonado y te ha sacado una fotografía. Antes era más por intuición y de oír a la gente y los mapas. Ahora Internet me abre el camino.

¿Qué tienen en común esas villas?

El 90% son pueblos de montaña, pequeños, aislados, mal comunicados, mal terreno, orografía abrupta, difícil de llegar. Aunque también los hay de otro tipo, los buenos pueblos a los que la construcción de pantanos echó de tierras fértiles en la época franquista. Una cosa es la emigración voluntaria, de pueblos mal comunicados de orografía muy difícil y en mal terreno, que se fue buscando mejor calidad de vida y empezar en la ciudad y otra el abandono forzoso del tema de los pantanos. A estos les obligaron. Hubiera habido emigración en ellos, pero no al extremo de quedarse vacíos, porque estaban en lugares fértiles.

¿Ha encontrado elementos comunes en la España que se vacía?

Aragón es la Comunidad Autónoma que más pueblos deshabitados tiene en toda España. Pero es que Zaragoza capital tiene más habitantes que todo Aragón junto, que el resto de las tres provincias. Huesca está a la cabeza de pueblos deshabitados, que aunque pequeños, de tres o cuatro casas, eran pueblos. Y quitando el País Vasco, en todas las Comunidades se ha producido el fenómeno en mayor o menor medida. En Andalucía, Castilla León, Cataluña. En el País Vasco parece que ha habido un mayor aprovechamiento del mundo rural, mejores tierras, caseríos, sí ha habido éxodo a la ciudad, pero no hasta el extremo de quedarse los pueblos vacíos.

¿Qué lugar le ha sorprendido más que se despoblara?

Los pueblos de montaña lo entiendes, tuvo que ser muy dura la vida en esos lugares. Pero ves pueblos grandes, que llegaron a tener hasta mil habitantes, y te preguntas cómo no se podía haber buscado una solución diferente en el pantano. Por ejemplo, Tiermas, en Zaragoza, que ahora pasas y ves que el pueblo que no se llegó a inundar. Está en un alto, como de vigía sobre las aguas que le obligaron a marcharse. Y dices ¿no había otra solución? O Granadilla, en Cáceres, que es conjunto histórico por su muralla e igual, dices, en aquellos años les expropiaban y ahora podían haber subsistido. Causan más impresión ver los que han muerto sin quererlo ellos.

¿Tiene usted muchas fotos de casas en ruina, pero a usted le interesa la vida que hubo en ellas?

Es primordial. Cualquiera puede hacer fotos, pero contar cómo era la vida es lo que tiene interés. Es recuperar la memoria de estos lugares, que no caiga en el olvido. Y que los mismos vecinos lo cuenten de primera mano. Es una tarea ardua, buscar vecinos. Son una generación que ya está mayor, se marcharon hace 50 años y van rondando los 70 años. Los encuentro indagando en pueblos de al lado, preguntando si conocen a algún habitante, y te dicen si tal se fue a otro pueblo, se casó con una de allí y entonces vas a buscarle. A la gran mayoría les gusta recordar cómo era su pueblo, lo tienen aparcado en su memoria pero no olvidado. Fueron épocas duras, pero las recuerdan con mucha alegría. Vidas en armonía, sencillas, pero como no conocían otra cosa, eran felices con lo que tenían. Cuando esta generación desaparezca por la lógica de la edad ya no habrá nadie que cuente las historias de primera mano. La siguiente generación lo hará de oídas, será un 'mi abuelo me contaba que…' Hay  que aprovechar todo lo que se pueda para que nos vayan transmitiendo esta generación.

¿Qué opinión le merecen las repoblaciones? ¿Son efectivas?

En la mayoría de los casos no son efectivas, pero tienen más posibilidades si los nuevos moradores tienen vínculo con el pueblo, las raíces, una casa. Son los que tienen más preocupación y esmero de que la tradición y costumbres que no se pierdan. Luego están los neorrurales, en pueblos de montaña, que están una temporada, pero muchos acaban volviendo a la ciudad, al no tener un vínculo. Son los que antes se llamaba hippies, que van allí a vivir a su albedrío. A la manera que tienen que ver la vida. Y luego hay pueblos que se recuperan con un proyecto, con una colectividad y tienen gente más especialidada: como un taller de artesanía, alojamiento rural, con una base sí dan un poco de vida a los pueblos. Pero sería mejor incidir en la repoblación sobre los pueblos con poca población, que agoniza demográficamente pero tiene infraestructura hecha, como luz, agua o carretera, más factible que acudiera gente a vivir, que un pueblo abandonado que tienes que levantar las casas y meter infraestructuras. Y luego están los pueblos que se venden. Que por mi experiencia es más propaganda que realidad. Los quieren extranjeros para complejos de lujo o espacios alternativos, pero no resulta tan fácil. Sale en Internet y no es como lo cuentan a lo mejor son dos o tres casas de un pueblo. Y no todos los propietarios están por la labor de venderlas.

Usted vive en la ciudad. ¿No preferiría irse a un pueblo?

Yo vivo en Madrid, Madrid. En mis años jóvenes, cuando empecé con esto si pensé que sería algo idílico, para disfrutar de la soledad y en plan aventura. Ahora con el paso de los años ves que no es tan fácil, ni tan idílico si no tienes una base con la que sustentarte, un trabajo que te lo permite o una ciudad cerca a la que desplazarte. Me gusta ir de visita, pero para vivir creo que ya no.

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