Con tan solo quince años, Ángel Cañas (Madrid, 1977) comenzó a expresarse a través de la pintura. La facilidad que desde su infancia demostró para el dibujo acabó desembocando en su participación en prematuras exposiciones. Hace tres años empezó a realizar las esculturas con neumáticos que han acabado por convertirse en su sello de identidad.

La pintura y la escultura siempre iban de la mano en sus creaciones. Sin embargo, llegó un momento en el que, empujado por las bajas ventas de sus pinturas debido a la crisis y  por la frustración que sentía con sus trabajos, decidió variar el rumbo. "Pensé que era el momento idóneo para un cambio", cuenta. Así que dejó apartada la pintura y se dedicó por completo a la escultura.

"Tenía pendiente retomar la escultura y me interesé por los materiales reciclados", explica Ángel. Fue entonces cuando comenzó a experimentar. Todo valía: ropas viejas, piezas de fontanería o de automoción... Y de ahí, al caucho. Pronto se dio cuenta de las posibilidades que le brindaba este material en los temas que utilizaba, principalmente animales y guerreros. "Me daba mucha facilidad para hacer los músculos, es ahí cuando me voy centrando hasta que finalmente lo incorporo por completo".

Los talleres de la zona donde vive fueron sus principales proveedores de caucho. Después, Signus, empresa líder del sector del reciclaje de neumáticos, conoció a Ángel Cañas y su obra y eso le permitió el acceso a vertederos especializados. "No me sirve cualquier tipo de neumático", aclara. Los utiliza en función de su dibujo, dependiendo de las zonas de la escultura sobre las que se vayan a aplicar. Confiesa que incluso ha tenido que comprar algún neumático con un dibujo específico que le permitiese abordar resultados concretos.

Las ruedas de goma son algo rudo, tosco y fuerte. Por eso le resulta más fácil plasmar la agresividad o la furia en su obra: "Puedes hacer cuernos o guerreros, creo que otro tipo de motivos más suaves no encajarían". Sigue siempre el mismo proceso de creación. Elabora un dibujo muy sencillo, después realiza una estructura de madera y acero y sobre ella va atornillando los neumáticos.

Los de coche para las partes más fuertes, mientras que los de bicicleta, más moldeables, le sirven para aportar los rasgos y detalles. "Hay veces en las que no sé siquiera lo que voy a hacer. Me dejo guiar un poco por el neumático", confiesa. Aplica capa a capa y las moldea y modifica a su gusto hasta que, por casualidad, va surgiendo de la estructura la figura de un animal.

Ángel Cañas se considera un amante del arte sin clichés concretos a seguir. No obstante, ratifica su predilección por la escultura barroca y neoclásica. Además, la vertiente ecológica ocupa un lugar principal en sus esculturas. Su trabajo suele interesar "al público que se preocupa por el medio ambiente". De esta forma, su obra sale de los circuitos convencionales del arte y se cuela en páginas web relacionadas con la ecología o el reciclaje.

En sus próximos proyectos mandan la constancia y el trabajo. Seguirá la misma línea, con figuras tanto animales como humanas pero ahora en tamaño natural. "Es una continuidad, la intención que tengo es seguir así", confirma.