A nadie le amarga un dulce y si con la caña o el vino nos regalan la tapa, a muchos consumidores se nos alegra la vista, el olfato, el gusto y, sobre todo, la cartera.

Ocurre en Salamanca y en León -sin irnos muy lejos- o en Andalucía, por poner otro ejemplo. En otras ciudades, en cambio, el sablazo es considerable. «En Sitges, por menos de tres euros, consumición a parte, no pruebas una tapa», asegura Dani Lorente de El Velero de Sitges.

La mayoría de cocineros consultados por 20 minutos creen que donde existe la tradición del pincho gratis continuará, pero los costes impiden que sea generalizado, «depende de si das pan y un quesillo o aceitunillas, o por el contrario, ofreces una tapa elaborada con ingredientes que cuestan 50 euros el kilo y tienes un cocinero sólo para elaborarlos, ahí no puedes regalarlo», comenta Jesús María, del Gaucho de Pamplona.

El tipo de negocio también cuenta, y no es lo mismo un bar de raciones que un restaurante de diseño. En cualquiera de los casos, el concurso de pinchos continúa hoy en San Benito y en los 40 bares en los que se pueden probar las creaciones. Eso sí, a 1,50 euros.

Se quieren adueñar la tapa 

En las jornadas paralelas al concurso, que se celebran en el Patio Herreriano, se recordó ayer que la paella y las patatas bravas siguen siendo los tópicos de comida española. Aseguraron que hay que potenciar la tapa con productos típicos y hacerla atractiva en el extranjero como algo muy español. Hay otros países que están haciendo cosas muy parecidas y corremos el riesgo de que se la adueñen.