El Consejo de seguridad de la ONU deplora la represión en Birmania

  • Los militares querían despojar a los monjes de su condición monástica.
  • "Ya no eres monje, sólo un hombre corriente con la cabeza rapada".
  • Detenidos 5 generales y 400 soldados por negarse a la represión.
  • CLAVES: ¿Qué está pasando en Birmania?
Monjes budistas rezan ante un grupo de policías antidisturbios, en noviembre de 2007.
Monjes budistas rezan ante un grupo de policías antidisturbios, en noviembre de 2007.
The Mandalay Gazette / AP
Monjes budistas rezan ante un grupo de policías antidisturbios, en noviembre de 2007.
Los monjes budistas detenidos por las autoridades birmanas han sufrido diversas torturas físicas y psicológicas orientadas a una finalidad concreta: despojarles de su condición monástica.

La ONU deplora pero no condena

Por otra parte, el Consejo de Seguridad de la ONU "deplora con firmeza" la violenta represeión de las manifestaciones del monjes e insta a entablar un diálogo que conduzca a la reconciliación nacional.

La fórmula elegida no es casual, puesto que una condena más explícita de las acciones de la Junta militar habrían chocado con la oposición de China. La declaración del Consejo de Seguridad de la ONU llama a la liberación de los detenidos.

El enviado especial de la ONU para este tema, Ibrahim Gambari, que ya visitó la zona entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre, regresará a la región.

Malos tratos Cientos de los monjes budistas detenidos por la junta militar han permanecido retenidos en condiciones infrahumanas, sin acceso a sanitarios o

sin poder beber agua durante los días del interrogatorio, según ha señalado uno de los liberados, un bonzo de la etnia shan.

La agencia EFE recoge el testimonio publicado por la Shan Herald Agency, grupo editorial que divulga información de los shan, quien recoge las palabras de este monje anónimo, que señala como los primeros momentos detenido fueron "muy, muy malos". Así, según sus declaraciones, permaneció retenido durante una semana en un antiguo instituto estatal al norte de Rangún

Despojados de su condición monástica.

La obsesión de los interrogadores no era otra sino sustraerles de su condición monástica: "Un interrogador nos dijo que ya no éramos monjes, sino hombres corrientes con la cabeza rapada". El liberado señala como cuando alguno de ellos se refería a sí mismo como monje recibía una bofetada como respuesta. Durante su detención

se les despojó de los hábitos azafrán que han dado nombre a esta revolución.

La autoridad moral de los monjes ha sido su principal arma en esta revuelta y por tanto la obsesión de sus carceleros. Permanecían encerrados en pequeñas habitaciones estrechas, hacinados en grupo padeciendo el sofocante calor del monzón.

Sin sanitarios y sin cubiertos para el arroz ligeramente cocido que se les daba como comida pasó diez días retenido este monje huido. Según su declaración, las

condiciones degradantes y los malos tratos se repetían durante los interrogatorios. Pese a todo, tampoco disponían de tratamiento médico para las heridas que les provocaban sus captores.

Desobediencia militar

Según se pudo saber este miércoles, la Junta Militar birmana tampoco tiene a todo los uniformados de su parte. Cinco generales y más de 400 soldados fueron detenidos por negarse a disparar y golpear a los monjes budistas y a otros participantes en las protestas de las últimas semanas en Rangún, según ha informado el "The Jakarta Post" tras entrevistar a un alto cargo birmano que pidió el anonimato. "Cinco generales expresaron su

negativa a destacar sus tropas abiertamente contra los monjes y fueron rápidamente detenidos por la Junta", dijo el oficial birmano que rechazó dar los nombres de los militares arrestados.

Añadió que además fueron castigados "alrededor de 400 soldados de la División Sikai, cerca de la ciudad de Mandalay, que también bajaron sus armas frente a los monjes y les pidieron perdón al darse cuenta de que habían cometido el peor de los pecados".

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